27/2/18

Pero no te olvides de Forges

Forges se fue, y nos deja desiertos de ideas. En este país tan necesitado de forgianos, todo se reduce a palabras enconadas y a una nefasta actitud de olvido, plagas sociales contra las que Forges luchó a pie de viñeta.

Andamos colgados en un vacío que arrastra al buen juicio por una catarata de descalificaciones y denuncias sin cuento, absurdamente metidos en un proceso regresivo que jalea el triunfo de la degeneración democrática.

La muerte de un cronista único, que tan bien reflejó nuestras miserias patrias, sin llegar a borrarnos la sonrisa, evidencia la gravedad de los déficits de convivencia que amenazan al progreso.

Viñeta póstuma de Forges publicada en El País el 23/02/2018

Las manifestaciones retroceden en idéntica proporción al aumento de los intolerantes, como si alguien hubiera contratado a expertos en diseñar violencia, para empapar las redes de sangre que llama a más sangre.

La ausencia de tiempo y de serenidad, para reflexionar sobre lo que nos ocurre, asfixia cualquier atisbo de libertad, en una fulgurante carrera hacia atrás con el futuro desvanecido en el espejo retrovisor.

El imperio del insulto cotidiano, del ataque perteneciente al grupo de los que tienen razón, frente a los que defienden su derecho a ofenderse y contraatacar, genera la insoportable infalibilidad del que actúa según criterios imbéciles, pues no hay mayor estupidez que la falta de autocrítica. Solo queda reivindicar la memoria de los forgendros, que hacían cobrar vida a personajes inmortales, que hablan y se mueven al ritmo de nuestro reflejo más íntimo.

La muerte de Forges es el final de un derroche imaginativo, de un deleite de palabros nacidos de la observación intelectual de la calle, de un hombre bonachón que nos salvaba del delirio que contamina nuestra conversación.

En el lugar donde los gritos desaforados transitan caminos de odio y venganza, deberá aparecer una esperanza de humor forgiano, exterminadora del virus que transmite la peor de las pobrezas morales.


Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 27/02/2018