30/8/14

El sueño de Exon

En la imagen, caganers de Merkel y Rajoy. Foto: GTres
Imaginemos a Rajoy y Merkel en la nave nodriza. Acaban de colonizar el planeta Exon. Se trata de un lugar con importantes reservas de agua y la cantidad de oxígeno suficiente. El progreso basado en criterios de racionalidad, respecto a la utilización de los recursos naturales, conforma un modelo económico que marca el desarrollo de la sociedad exonita. Priorizar la supervivencia del colectivo es lo que permite crecer a esta pequeña comunidad experimental. La asignación equitativa de los impuestos, genera el necesario equilibrio en la distribución de la riqueza y garantiza el derecho a disponer de servicios públicos en Sanidad, Educación y Servicios Sociales. Lo llaman nuevo bienestar social exonita.
Pero con el tiempo, el negocio inmobiliario se desboca, implicando a políticos y constructores en actividades de enriquecimiento ilícito. Algunos grupos de individuos consiguen hacerse con el control de las materias primas y acaparan el poder. Otro sector maneja el dinero circulante, de tal modo que se adueña de la capacidad para conceder créditos contraídos por los deudores, convirtiéndose en un temible instrumento de opresión, ya que es el único medio conocido para obtener el título de una propiedad. Luego, ocurre que los exonitas endeudados no pueden pagar las deudas, debido a que se produce una saturación en el mercado de valores que opera al margen de la producción real de bienes y servicios, lo que origina desconfianza en los acreedores. El tinglado financiero se viene abajo y provoca un crack. Rajoy y Merkel deciden entonces que tienen que rescatar a los que han originado el problema, castigando al resto de la población exonita con recortes que justifican por la insostenibilidad del sistema.
Los exonitas ven como los valores de la sociedad que habían construido son sustituidos por otros que proclaman las bondades de la gestión privada sobre el despilfarro del gasto público. Los ciudadanos del planeta Exon no llegan a comprender el motivo por el que se aprueban nuevas leyes que empeoran sus condiciones laborales, reduciendo los salarios, mientras que la minoría rica continúa disfrutando de los favores políticos de Rajoy y Merkel. Las grandes corporaciones compran los principales medios de comunicación exonitas. La estrategia hegemónica ejerce el dominio sobre la inmensa mayoría, mediante maniobras de entretenimiento y terapias de shock, para disuadir a quien pretenda cambiar el orden establecido. Operan en las voluntades inoculando la idea de que no hay alternativa posible. La brecha social se agranda.
Planeta Imaginario – Que Me Dices (2002) [MP3]
Portada del disco "Qué me dices" del grupo Planeta Imaginario
En la universidad pública exonita surge un grupo rebelde de profesores disidentes que forman círculos de reflexión y debate crítico. La explosión del descontento se politiza y los círculos se expanden por la periferia de la gran urbe exonita. Rajoy y Merkel alertan sobre el riesgo potencial de los radicales que amenazan la seguridad y redoblan sus esfuerzos en aplicar las recetas adecuadas, según ellos, para evitar el marasmo.
El contra poder social de los indignados exonitas se organiza y cuestiona el sistema económico imperante. Reclaman volver a los tiempos del desembarco en Exon, cuando el igualitarismo, dentro de un marco de libertades, constituía el elemento armonizador del grupo.

Rajoy y Merkel continúan empecinados en apoyar un modelo insolidario y en vías de extinción, dando la espalda a la voz de los silenciados por el ruido que emite la maquinaria del dinero.

El sueño de Exon consiste en recuperar la dignidad. La ideología neoliberal terrestre había destruido su identidad como especie que encontraba, en la asociación, el modo más sensato de convivencia.
El pueblo exonita logra empoderarse y refunda el gobierno. Rajoy y Merkel son desterrados a La Tierra, el planeta azul que, en un pasado remoto, habían pintado de gris.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife el 30/08/2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/08/30/sueno-exon/561716.html


15/8/14

Turismo cosmético

La muchedumbre veraniega devora otro sudoroso agosto. Millones de adictos a la escapada repiten su ansiosa búsqueda de placer en múltiples destinos vacacionales cuya belleza se pierde por el sumidero, desbordados por la saturación humana. La maquinaria hotelera rechina en la ceremonia diaria de deglutir y escupir clientes moderadamente satisfechos. Cruceros gigantes cargan miles de pasajeros que desembarcan en cada puerto al vertiginoso ritmo de una manada frenética.

Un cierto aire decadente envuelve a muchos de los lugares históricos que en otro tiempo llenaban la vasija de la curiosidad con conocimientos y experiencias enriquecedoras. De algún modo, el lugar era el que encontraba al visitante y lo sorprendía callejeando sin la rigidez de un itinerario establecido de antemano. Ahora, el objetivo consiste en disfrutar a toda máquina, a base de sensaciones que son productos envasados para dar una respuesta a la medida del consumo de masas. La mirada crítica del grupo no varía mucho respecto de la individual, pues no hay intención de darse un respiro para reflexionar sobre lo observado. Todo se reduce al mismo entretenimiento liviano y banal que va llenando el vacío con emociones sucedáneas de felicidad.
El turismo globalizado recorre calles comerciales idénticas, soporta con estoicismo largas colas en las franquicias de la moda barata para comprar las mismas marcas, y digiere con forzoso deleite los productos prefabricados en las multinacionales de la alimentación.
Hasta los parajes más recónditos han sido prostituidos por explotadores turísticos que acaban perdiendo el respeto por el entorno y por sí mismos. Una gran parte de los empresarios del sector y de irresponsables políticos sucumben a la ambición del negocio rápido y queman el potencial del territorio a base de aumentar las plazas hoteleras, ofreciendo precios más económicos para mantener el excesivo volumen de ocupación, con lo que se produce una clara merma en la calidad de todos los servicios.
El culto a la apariencia es el referente del mundo cosmético. Esta realidad se refleja en la angustiosa desesperación de la sociedad de consumo por obtener beneficios inmediatos, o en la construcción de aberrantes complejos dedicados a prometer una habitación con vistas desde una montaña de bloques, a la caza y captura del ocio total como antídoto a nuestra creciente soledad.

Artículo publicado en el Diario "La Opinión" de Tenerife el 15/08/2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/08/15/turismo-cosmetico/559142.html