26/11/14

La ambición de Rosseta


La infinita curiosidad del hombre se encuentra anclada a una roca, a 500.000 millones de kilómetros de nuestros anhelos. La sonda espacial Rosetta, después de diez años describiendo órbitas alrededor del sol, ha culminado parte de su misión con éxito, tras enviar al módulo Philae para que aterrizase en un cometa que viaja a 40.000 kilómetros por hora. Este ingenio de la robótica fue capaz, no sin dificultad, de taladrar la extrema dureza de la superficie y comenzar a transmitir datos, incluso antes de tomar tierra, hasta que entró en fase de hibernación, una vez agotadas sus baterías alimentadas por placas solares. Sus 95 kilos de peso terrestre equivalen a un ínfimo gramo sobre el amasijo de gases, polvo y hielo que componen uno entre millones de cuerpos celestes. Un hito científico que puede ayudar a comprender algo mejor las circunstancias que dieron lugar al origen de la vida tal y como la conocemos.


La inteligencia de los astrónomos—europeos en este caso— que son capaces de llevar a la práctica sus investigaciones, desarrollando nuevas aplicaciones tecnológicas, contrasta con la escasa competencia demostrada por el homo sapiens en otras facetas de la existencia. 

La visión a largo plazo es inherente a cualquier proyecto científico, pero no podemos decir lo mismo de cómo se manejan los tiempos cuando se trata de llegar a algún tipo de acuerdo entre las distintas etnias que colonizan nuestro diminuto rincón en el universo, y lejos de resolver sus conflictos históricos, insisten en mantener la llama del odio y la intolerancia, en la medida que les proporciona el único oxígeno con el que saben respirar.

La determinación y la voluntad que caracterizan a los trabajadores involucrados en un experimento-aventura sideral de tal magnitud, se manifiestan de un modo muy diferente en las reuniones que celebran los grupos de estados ricos, que en lugar de tomar decisiones encaminadas a erradicar la desigualdad y la pobreza, se dedican a planificar la forma de aumentar sus beneficios mediante mecanismos de dominio sobre el resto del planeta. 

Las grandes innovaciones que hacen evolucionar a la ciencia, se echan de menos en las actuaciones de los líderes políticos, cada vez más mediatizados por el poder económico. Su estancamiento se ve reflejado en discursos empantanados por el complicado equilibrio entre los cálculos electorales y el compromiso adquirido con los lobbys que los financian.

Si reuniéramos a un comité integrado por expertos en medicina, matemática, física, química, biología y filosofía, con el objetivo de hallar la fórmula de la felicidad, fracasarían estrepitosamente, pero sin embargo, nos acercarían al conocimiento de interesantes mundos microscópicos y fascinantes vacíos interestelares. 

Habría que preguntarle a Philae si los aminoácidos y las bacterias rastreados allá arriba, son similares a los que nos parieron, o si por el contrario, la condición humana sobrevive tan aplastada por el peso de la gravedad, que en sólo tres dimensiones es materialmente imposible que la ambición y la sabiduría caminen de la mano.


Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, e 26/11/2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/11/27/ambicion-rosetta/577584.html


19/11/14

Identidad y crisis

Nos dirigimos a gran velocidad hacia la consecución de profundos cambios en la identidad colectiva. La crisis –palabra de origen griego cuyo significado original era decisión– se ha convertido en un instrumento con enorme capacidad transformadora. Las élites que han ejercido la hegemonía mediante el control, entre otros sectores, de los grandes medios de comunicación, están siendo desterradas por la ciudadanía.
La irrupción de líderes jóvenes, con discursos y maneras alejadas de un régimen petrificado e incapaz de asumir la realidad, es la mejor representación de un país decidido a pasar página. La regeneración no atañe sólo a nombres o a siglas, sino que involucra a la mayoría en un proyecto de futuro innovador, producto de la decadencia de las actuales estructuras oligárquicas.
El concepto de identidad nacional, definida por el sociólogo Zygmunt Bauman como una ficción, se basa en el sentimiento de pertenencia a un territorio y en la lealtad única, como fuente de seguridad y homogeneidad. El fenómeno de la globalización –en el ámbito económico, político y cultural–, provoca que las anteriores certezas ya no basten para entender el desafío que supone la complejidad de gestionar identidades múltiples. En el plano político, se abren alternativas al orden constitucional establecido y esto produce la inevitable aparición de grandes incertidumbres.
La capacidad para gestionar las contradicciones y ambigüedades inherentes a un proceso de fragmentación, supondrá el principal reto en la construcción de un modelo que deberá nacer, necesariamente, en un escenario de ruptura. El deseable consenso no se vislumbra como la clave maestra de un orden huérfano de referentes históricos, salvo la –todavía– vigente dialéctica derecha-izquierda.
La aparición de Podemos ha significado el revulsivo que abre la puerta a lo incierto. El crecimiento exponencial de esta formación transversal y pionera en la utilización de las nuevas tecnologías, no tiene precedentes. Tras el éxito abrumador en la elección de su cúpula dirigente, las preguntas superan claramente a las respuestas, ante la posibilidad de llegar a sustituir las propuestas por hechos en una meteórica ascensión al poder. Y esa es precisamente su fuerza, cuando los antiguos clichés son trastos inservibles, la sociedad esta dispuesta a creer en algo que posee el irresistible encanto de la experimentación, la frescura de lo novedoso.
La democracia entra en el laboratorio y con ella todos nosotros, los partícipes, voluntarios o no, de acontecimientos que van a cimentar la creación de aquéllo que ignoramos, que no tiene nombre, que no sabemos identificar, es decir, que reúne las condiciones indispensables para erigirse en el paradigma de un nuevo contrato social.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 19/11/2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/11/20/identidad-crisis/576221.html


13/11/14

En ausencia de Rajoy

"Conmigo la unidad de la nación está garantizada. No lo duden. Porque hay que hacer las cosas bien y tal". Estas palabras significan, al igual que todas las anteriores afirmaciones de Rajoy, exactamente lo contrario de lo que aparentan. Hace mucho tiempo que la pretendida indivisibilidad del estado se rompió por las costuras catalanas y el desgarrón institucional ya no se puede arreglar con un simple zurcido. La inquietante falta de diálogo conduce a un escenario de ruptura total. La hoja de ruta del proceso independentista en Cataluña continúa su camino sin más obstáculos de los previstos. Han trazado una estrategia nítida, tomando la delantera en cada una de las iniciativas políticas que van llevando a cabo, ante la pasividad manifiesta de un dirigente tan pachorrudo que raya en lo suicida.

Como en la novela breve de Muñoz Molina "En ausencia de Blanca", pareciera que un extraño ha usurpado el cuerpo de Rajoy, declarándolo en estado ausente. Mariano sigue comportándose casi igual pero, en el fondo, se le percibe distinto, un hecho que comienza a provocar la desconfianza en su propio partido. Alguien que habla de la misma manera, como siempre que abre los ojos mientras balbucea obviedades, tratando de transmitir firmeza, aunque, podría ocurrir que la esencia haya cambiado, o peor aún, surge la sospecha de que quizás fue siempre así y era la fascinación que engañaba al sentido común. Ahora, el partido popular se enfrenta a la tesitura de tener que aceptar esta sorprendente evidencia, o debatirse entre lo que creía ser y ahora descubre que no es.
La perfección de la mayoría absoluta se derrumba. Las promesas de recuperación económica caen en saco roto, cuando lo que se vislumbra en el horizonte cercano son las luces rojas de una nueva recesión en Europa. De nuevo, apelamos al hombre con visión, al guía que nos conduzca en este valle de tinieblas macroeconómicas, aquel que establezca una relación de confianza con un país decepcionado de sí mismo, el hábil negociador que sepa dar una salida integradora al desafío secesionista, el gran demócrata que siembre en una tierra fresca la semilla de un árbol nuevo, la esperanza redentora para una comunidad que se ha entregado al destripamiento generalizado.
El desengaño se hace carne, gafas, barba y puro en el perfil de un administrador de la propiedad cualquiera, un ladrón de cargos, un impostor.

Mariano Rajoy Brey ocupa el puesto que debería pertenecer a otro, incurre en una continua dejación de las responsabilidades que tendrían que corresponder a otro. Una vez más, la realidad impone su ley y sería deseable que el muy subestimado Artur Mas se sentase a discutir con alguien que merezca llamarse presidente del gobierno.
Un conflicto identitario no se puede dejar en manos de un sujeto especializado en inhibirse y mirar hacia otra parte. La actitud de la evasión, lejos de solucionar un problema, lo aplaza, alimentando el odio. Luego, cuando resurge con más fuerza, la misma debilidad vuelve a aplazarlo, hasta que brota de nuevo para estallar con una dimensión desconocida, la insólita gravedad que no tenía al principio.
La fría inteligencia pragmática es el falso atributo que esconde una terrible y temible cobardía política. Algo que pagaremos muy caro, si nada ni nadie lo remedia.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 13 de noviembre de 2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/11/13/ausencia-rajoy/574910.html


6/11/14

Bravo Teresa

Estuviste ahí, aturdida, en el centro del grupo que te acoge como el milagro de un éxito colectivo. Tu cara denota el cansancio propio de quien ha librado una guerra en la mayor de las soledades, con la muerte acechando entre penumbras, en la cama de una habitación aséptica. Lo has conseguido con la ayuda de los doctores y enfermeros, tus compañeros, tu familia. Los profesionales de la sanidad están de enhorabuena, y ni el gran monstruo mediático podrá devorar este emocionante y merecido homenaje a tu salud, a la de todos.
Teresa Romero será dada de alta hoy tras 30 días de hospitalización
Ahora muchos se darán cuenta del coraje que atesoran tantas personas anónimas que viven para ayudar a los demás, el personal sanitario en hospitales y clínicas, de cualquier parte del mundo. Las horas de trabajo acumuladas, el esfuerzo, la superación personal, absorbiendo la experiencia construida por miles de historias felices o amargas, y no siempre en las mejores condiciones de seguridad. En tu ojos se adivina la determinación y entereza habituales en los seres que anteponen el cuidado del prójimo al suyo propio. La fortaleza de un espíritu generoso y alejado del individualismo extremo que consumimos a diario en nuestra sociedad del miedo desarrollado.
Tu triunfo lo comparten muchos, tus méritos, la honradez y el buen hacer, a pesar de los que pretendieron utilizarte como un instrumento de manipulación, ensuciando tu nombre por intereses rastreros, culpabilizándote para eludir su responsabilidad. Las justificaciones y excusas mediocres de calamitosos representantes públicos, desde la desastrosa gestión de una ministra inútil hasta las desgraciadas declaraciones de un despreciable consejero de sanidad, personajes muy por debajo de tu nivel humano.
La pléyade de comentaristas, tertulianos y expertos todólogos continuarán debatiendo y llenando de una nada indigesta la rabiosa actualidad, mientras vas dirigiendo tu lenta recuperación hacia un silencioso olvido con mínimas secuelas, tras protagonizar alguna suculenta entrevista que dispare el medidor del share.
Mañana leerás tu nombre en grandes titulares: Teresa Romero sale del hospital. Sí, estarán hablando de ti para ganar el interés de las audiencias, porque eso es lo único que importa. Comunicar y despertar el deseo inmediato en el espectador-votante-consumidor. Comprobarás cómo las grandes cuestiones se tratan con superficialidad, esgrimiendo argumentos gratuitos que rellenan horas de vacío, para disolverse luego con la misma facilidad. Las polémicas se inflan y desinflan en un bucle insensato. Crean opiniones carentes de un fondo de solidez que las sustente. Vivimos un tiempo en el que se venden modelos de futuro, ya no hay ideas.
A partir de este momento, tu ánimo debería servir de ejemplo para un país en el que soplan vientos de cambio, y que va a tener que luchar muy duro, como tú lo has hecho, por levantarse del letargo y reunir la valentía necesaria para generar ilusión y volver a creer en un proyecto común.