21/11/15

Guerra y silencio

Hobbes se refirió a la guerra como el estado natural del ser humano, con anterioridad a la organización social. Sin leyes que regulasen nuestro comportamiento, nadie pondría freno a las pasiones, que no podrían ser juzgadas como buenas o malas, pues no estarían sujetas a ninguna consideración moral. El más fuerte acaba imponiendo su dominio sobre los demás, mediante el uso de la fuerza. Esta condición de naturaleza continúa reproduciéndose en la actitud de muchos niños a los que no han enseñado donde están los límites, y también en la de los gobiernos de EEUU, Rusia, Europa, Arabia Saudí y otros, al ejercer un solapado terrorismo de Estado, enviando tropas de forma activa, o indirectamente, a través de la venta de armas a regímenes dictatoriales y a grupos relacionados con extremistas radicales.
A casi nadie se le escapa que el intervencionismo de las grandes potencias responde a una compleja lucha de intereses económicos y de posicionamiento geoestratégico. De ahí surgen oscuras financiaciones, adiestramientos y suministros que no figuran en los presupuestos, pero engrasan la maquinaria bélica, una industria que reporta grandes beneficios, mientras la propaganda oficial inventa excusas con las que rellenar historias de inevitables daños colaterales.
Lo que nos está explotando en las narices se llama amenaza global asimétrica, porque consiste en algo tan sencillo como conseguir una metralleta kalashnikov, o un cinturón armado de bombas y llevarse por delante a cientos de potenciales enemigos de un determinado pueblo, de su causa y de su dios. En el momento de preguntarnos por los motivos de la barbarie, habría que comprender que los primeros afectados por el horror son los musulmanes, que acostumbran a morirse lejos -en Irak, Afganistán o Siria- y los miles de refugiados crónicos condenados a subsistir en gigantescos campamentos patrocinados por -qué casualidad- los mismos países que alimentan a los perros de la guerra, para luego hablar de solidaridad ante la conmovida opinión pública.
Esta mañana, cuando paseaba distraído por un centro comercial, me encontré con un grupo de personas guardando un minuto de silencio. De repente, todo enmudeció dando paso a un emocionante acto de reflexión colectiva. Me sorprendió lo que dan de sí sesenta segundos en paz. Tras la pausa, volvió el ruido, los consumidores regresaron a sus puestos y la rueda siguió girando.
Nuestro modo de vida ha desarrollado una gran tolerancia al sufrimiento ajeno, pero cuando descubrimos sangre parecida a la propia, goteando sobre nuestro cristal de seguridad, entramos en pánico. Entonces, sólo el silencio es capaz de explicar lo que nos ocurre. Sólo su escritura invisible y callada contiene alguna respuesta.

Articulo publicado en la edición digital del Diario La Opinión de Tenerife el sábado 21/11/2015
http://www.laopinion.es/opinion/2015/11/21/guerra-silencio/640810.html

5/11/15

Poltergeist

Fenómenos extraños en La Moncloa. El día de esa fiesta -antes foránea-, llamada Halloween, se han producido apariciones de zombies políticos, dando ruedas de prensa tras el atril institucional, con las banderas española y europea espantadas ante su pestilente presencia.
Periodistas poseídos por algún encantamiento sin identificar, escupieron preguntas sangrientas sin restricciones. Y antes de las venenosas declaraciones, hemos sabido que han tenido lugar intensas reuniones satánicas en las que se discutieron contenidos prohibidos. Lo más probable es que los espíritus callejeros se hayan apoderado de la voluntad de nuestro presidente Mariano, El Impertérrito, tras atreverse a convocar a los peligrosos líderes malignos para dialogar, en un demoníaco aquelarre de imprevisibles consecuencias.
Las señales del fin del mundo conocido como España, son cada vez más claras. Aterradores relatos sobre reformas constitucionales han sido escuchados en los recónditos pasillos de la sede presidencial. Sombrías propuestas de referéndum salieron de las mismas entrañas de un muerto viviente con coleta. Hay quienes hablan del incesante ruido de cadenas, arrastrando la pena de una transición torturada. Un espectáculo dantesco se ha apoderado de la sala de visitas, donde se mezclaban alaridos de monarcas herederos con el chirriar de sables metálicos chocando contra muros bancarios. En el suelo, quedaban esparcidas bolsas repletas de excrementos empresariales. Varias armaduras militares polvorientas tomaron vida y comenzaron a describir círculos, desorientadas, sin saber a que mando obedecer.
En el vestíbulo de entrada se podían adivinar los rostros demacrados de jueces tuertos, fiscales desdentados de cara amarillenta y abogados ojerosos arrojando esputos verdes.
Podemos afirmar que la locura democrática se ha apoderado del gobierno. Habrá que reclamar los servicios de un sacerdote especializado para que proceda al exorcismo, o estaremos condenados para siempre a ser almas que vagan, por haber renunciado a los votos de la nación indivisible, olvidando que si un maldito catalán te mordía, acabarías convertido en uno de ellos.

Artículo publicado en la edición digital del Diario La Opinión de Tenerife, el 05/11/2015
http://www.laopinion.es/opinion/2015/11/05/poltergeist/637508.html