Fenómenos extraños en La Moncloa. El día de esa fiesta -antes foránea-, llamada Halloween, se han producido apariciones de zombies políticos, dando ruedas de prensa tras el atril institucional, con las banderas española y europea espantadas ante su pestilente presencia.
Periodistas poseídos por algún encantamiento sin identificar, escupieron preguntas sangrientas sin restricciones. Y antes de las venenosas declaraciones, hemos sabido que han tenido lugar intensas reuniones satánicas en las que se discutieron contenidos prohibidos. Lo más probable es que los espíritus callejeros se hayan apoderado de la voluntad de nuestro presidente Mariano, El Impertérrito, tras atreverse a convocar a los peligrosos líderes malignos para dialogar, en un demoníaco aquelarre de imprevisibles consecuencias.
Las señales del fin del mundo conocido como España, son cada vez más claras. Aterradores relatos sobre reformas constitucionales han sido escuchados en los recónditos pasillos de la sede presidencial. Sombrías propuestas de referéndum salieron de las mismas entrañas de un muerto viviente con coleta. Hay quienes hablan del incesante ruido de cadenas, arrastrando la pena de una transición torturada. Un espectáculo dantesco se ha apoderado de la sala de visitas, donde se mezclaban alaridos de monarcas herederos con el chirriar de sables metálicos chocando contra muros bancarios. En el suelo, quedaban esparcidas bolsas repletas de excrementos empresariales. Varias armaduras militares polvorientas tomaron vida y comenzaron a describir círculos, desorientadas, sin saber a que mando obedecer.
En el vestíbulo de entrada se podían adivinar los rostros demacrados de jueces tuertos, fiscales desdentados de cara amarillenta y abogados ojerosos arrojando esputos verdes.
Podemos afirmar que la locura democrática se ha apoderado del gobierno. Habrá que reclamar los servicios de un sacerdote especializado para que proceda al exorcismo, o estaremos condenados para siempre a ser almas que vagan, por haber renunciado a los votos de la nación indivisible, olvidando que si un maldito catalán te mordía, acabarías convertido en uno de ellos.
Artículo publicado en la edición digital del Diario La Opinión de Tenerife, el 05/11/2015
http://www.laopinion.es/opinion/2015/11/05/poltergeist/637508.html
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