Dedicado al nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, José Luis García.
Trabajador: le juro por mi madre que he sido leal a esta empresa, le he dedicado más de treinta años.
Jefe: valoramos su esfuerzo pero en las actuales circunstancias no podemos permitirnos una indemnización. La ley ha cambiado, por fin tenemos despido libre.
Trabajador: perdone, ya lo sé, pero mire, tengo tres hijos estudiando y han subido las tasas otra vez, mi mujer lleva más de dos años en paro, muchos gastos, y después de todo lo que he trabajado aquí, sin quejarme nunca, ni siquiera cuando me pedían hacer horas extras y yo no ponía pegas, yo colaboraba...
Jefe: siempre hemos tratado bien a nuestros empleados porque pensamos que el capital humano es el más importante, créame, estamos todos en el mismo barco, le aseguro que lamento mucho ésta situación pero es la única salida que nos queda si queremos salvar la empresa.
Trabajador: ya, si yo lo comprendo, y sólo pido una mínima compensación. Creo que merezco algo más que una carta de despido por bajo rendimiento.
Jefe: bueno, tenga en cuenta que hemos presentado las cuentas y llevamos seis meses acumulando pérdidas, los bancos no nos dan más crédito, no queda otra que hacer recortes y esperar que termine de una vez esta maldita crisis.
Trabajador: yo no sé jefe, eso de las cuentas... de la empresa...
Jefe: sí, la contabilidad, los números dan pérdidas
Trabajador: piense en mi familia, no me parece justo...
Jefe: justo dice, y que es justo en la vida, usted no sabe lo mal que lo estamos pasando los empresarios, con los impuestos, soportando la usura de los banqueros, y hay que ver las indemnizaciones millonarias que les dan a los muy caraduras cuando se van, y todos los días salen más casos de corrupción y los sinvergüenzas de los políticos, son todos iguales. Yo si que tengo razones para estar indignado.
Trabajador: pensaba que a lo mejor puedo trabajar menos horas y si me bajan el sueldo, cobrando lo mismo que los jóvenes. A la empresa le puede interesar, mientras busco otra cosa, aunque es muy difícil, con cincuenta y cuatro años que tengo, yo estoy acostumbrado a trabajar, yo quiero seguir...
Jefe: bien, eso lo podemos pensar para más adelante, pero lo mejor es que se vaya haciendo a la idea, la decisión ya está tomada... le tengo preparada la carta de recomendación y de todos modos seguiremos en contacto, por si surge algo.
Trabajador: si no hay otra solución, ya me dirán si me necesitan, se me va a hacer muy cuesta arriba.
Jefe: escuche, le voy a decir una última cosa, por el aprecio que le tengo, sepa que yo también fui empleado, y nunca pensé que la empresa fuera mi madre, ya que usted nombró antes a la suya. Póngase en mi lugar, con la mentalidad del empresario que aguanta a un empleado antiguo, como un peso muerto, y la obligación de pagarle tanto dinero por irse, ni que fuéramos su madre.
Trabajador: ya veo, yo también aprovecho para decirle, con todo el respeto, que yo no me voy, sino que me echan, y que usted no tiene ningún derecho a comparar a la empresa con mi madre, que a mí no se me ocurre decirle nada de la suya. Y que tenga mucha suerte jefe, estoy seguro de que la va a necesitar.
Publicado en el Diario La Opinión de Tenerife el 24/09/2013
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