Bankia ha vuelto a sacar un eslogan publicitario apelando a los principios, para que lo entendamos como un nuevo comienzo basado en la recuperación de ciertos valores, cuando lo cierto es que nada va a cambiar porque se trata de seguir haciendo lo de siempre, un gran negocio aprovechando nuestra angustiosa necesidad de dinero.
Todo gira entorno al gran tótem del homo economicus, pues el interés individual es el motor del deseo de poseer, y se utilizan mil argucias disfrazadas de benevolencia para conseguir ese único fin, de tal modo que incluso en las campañas llamadas solidarias acabamos practicando la beneficencia, una actitud arrogante del que tiene a bien promover las ayudas a los necesitados desde su privilegiada condición y de paso alivia la conciencia.
En nuestra polarizada sociedad, el dinero es la mejor arma de disuasión, pues no se trata de un mero instrumento de intercambio, sino del medio más eficaz para ejercer presión a través de la mercantilización en las relaciones de poder: "Soy más fuerte y mejor que los débiles cuanto más tengo".
Los grupos o clases sociales se distinguen entre sí por la cantidad de dinero que acumulan y, en segundo término, por razones culturales o ideológicas. Pero la raíz del problema no es la diferencia entre ricos y pobres, sino la aceptación de esa desigualdad como un hecho natural e imposible de cambiar según el actual patrón de vida: "Consumo, luego existo".
La crisis financiera nos ha colocado frente a una realidad intangible: el dinero ya no está a nuestro servicio sino que somos sus esclavos y, por tanto, la solución solo pasa por esperar el retorno del maná crediticio. En este estado de insatisfacción general se leen y escuchan cantos de sirena, mensajes pseudo espirituales, promesas de recuperación, debates entre expertos "todólogos", manifestaciones de protesta, aspavientos, pronósticos... Mucho ruido pero al final, lo que estamos esperando todos es que nos resuelvan la verdadera cuestión, la que nos mantiene en vela, deprimidos, asustados, y es que nos digan de una vez cuando va a volver el dinero, que tanta falta nos hace para comprar felicidad.
Así que, señores de Bankia, lo que queremos es que nos hablen, lo primero, del dinero, y no nos vendan más ese cuento de los principios, no los necesitamos, déjenlos para el final.
Publicado en el diario "La Opinión" de Tenerife el 02/12/2013
¿Pues no van y dicen en el anuncio de radio que les preocupan los valores? ¡Los de su cotización en bolsa, supongo!
ResponderEliminar