1/12/16

Símbolo incierto

El último Fidel escribió un artículo sobre lo incierto de nuestro destino como especie. El Hombre-símbolo, que reflexiona sobre la debilidad humana, la suya propia, ante las puertas de la muerte, preguntándose si hay algo al otro lado del umbral postrero. Castro recuerda, con cierta nostalgia, los años en los colegios de Jesuitas, que le hablaron sobre la figura de Cristo y los valores que promulgaba. Lo más probable, es que El Comandante admirase la obra del Nazareno, el primer socialista revolucionario que lideró la palabra de un Dios trino y misericordioso con nuestra estupidez, difundiendo la universalidad de los valores cristianos. Fidel Castro defiende estos principios al identificarlos como cualidades frente a los meramente políticos, que solo atañen a conceptos materiales o físicos. Esta aparente contradicción entre razón y espíritu, expresada con gran lucidez por el mayor icono de la izquierda contemporánea, desemboca en su asombro ante el desarrollo científico capaz de investigar el origen del universo, acercando la observación del espacio lejano para intentar saber algo más sobre quienes somos. El eco del big bang que nos va llegando de una forma cada vez más perceptible entronca, de algún modo, con las historias y leyendas de la tradición judeocristiana, como si el lenguaje científico fuese, en realidad, una traducción de la imaginería religiosa, deslizando el aprendizaje de un fenómeno de repetición, en las dualidades clásicas - masculino contra femenino, hermano contra hermano - así como la inminente llegada de un escenario apocalíptico - diluvio y Arca de Noé -, que trae la necesaria redención en forma de catarsis y salvación, in extremis, de una reducida colonia de supervivientes.

En este enloquecido tiempo de post verdad, de post política y de post democracia, Fidel Castro miró hacia las estrellas, y vio reflejada su imagen en ellas, plegándose infinitamente en continuos comienzos y finales que se tocan, porque son lo mismo. La unión de un horizonte de sucesos históricos, que hacen del todo la nada y viceversa. La incertidumbre del "hombre símbolo", retirado del mundanal ruido, ensalzando la importancia de las creencias y de los estudiosos que tratan de interpretarlas desde distintos puntos de vista, considerándolos como personas que se encuentran muy por encima de nuestros actuales ídolos de barro, creados y mitificados a imagen y semejanza de nosotros mismos. En muchas ocasiones, con la vejez llega la sabiduría y, con ella, la aceptación de la humildad y las dudas que nos generan un mejor discernimiento.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 01/12/2016



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