11/5/17

StartUp política

Las emociones lo son todo. También en la política anacrónica y tan necesitada de una profunda renovación conceptual. En Francia, Macron gana, pero el respiro de alivio es solo parcial, porque el joven nuevo presidente será un parche al que se identifica como un "continuista aliado de las multinacionales y de la globalización". El recurso del mal menor se adueña de las conciencias en las democracias decadentes, con el resurgir de extremos que apelan a la recuperación de la identidad nacional. El fenómeno opuesto ocurre a años luz del oficialismo rampante. La alternativa es que no hay alternativa utilizando métodos del pasado, estructuras rígidas que los últimos movimientos sociales y políticos se empeñan en imitar. Las élites seguirán existiendo y una mayoría de votantes asustados tirará hacia la indefinición del centrismo moderado.



Pero la realidad no cambia por el simple hecho de colocar en el teórico poder a un anti líder de marca blanca. La sociedad en general lleva tiempo reclamando, incluso de forma inconsciente, una disrupción total. Y no para destruir el sistema, sino para formatearlo, de tal modo que acabe emergiendo otro muy distinto. Algo parecido a esto, lo están llevando a cabo miles de emprendedores y creativos de las Startups, ideas emergentes y oportunidades que nacen, crecen o mueren para volver a nacer, en un constante proceso de invención, donde el fracaso es valorado y financiado como la mejor semilla del éxito. No estaría mal que a la explosión de talento que está teniendo lugar en los viveros tecnológicos, se le uniera el propósito de cambiar la relación entre los individuos y las formas de gobierno. Y que este desarrollo tuviera una capacidad de integración acorde a la evolución del propio individuo, dentro de una economía basadas en el intercambio de servicios entre particulares y en la futura autofabricación de los productos que consumimos. Las aplicaciones que miden el termómetro emocional de los clientes, personalizando sus parámetros de conducta, podrían rasgar fácilmente las vestiduras de la política carpetovetónica y dejarla en cueros, para proveernos de una desconocida y sorprendente racionalidad.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 11/05/2017.


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