A pesar de que ambos viven su particular ocaso político, la obcecación continúa presidiendo las conexiones neuronales de Paulino y Artur, dos solitarios corredores de fondo. Quizás, a estas alturas, hayan olvidado el mandato que los subordinaba a representar el interés general, para dedicarse en exclusiva a la encomiable tarea de erigirse, con atroz terquedad, en magníficos portavoces de sí mismos. El último monólogo del President catalán anunciando la próxima "convocatoria de participación ciudadana" en lugar de la consulta prometida del 9-N, debería constituir la actuación estrella en un programa especial del club de la comedia.
La diatriba en forma de artículo del premier canario –o de quien lo haya redactado– sobre un soberanismo time sharing, se corresponde no solo con un incurable afán de protagonismo, sino que certifica la irresponsable deriva política en la que incurre, al teorizar alegremente sobre un supuesto proceso del que nadie, que sepamos, sabe absolutamente nada.
Las pretensiones, ocurrencias y planteamientos miopes de estos dos mandatarios llevan camino de convertirlos en peligrosos floreros, incluso antes de que se vayan o les enseñen la puerta de salida en sus propios partidos.
Mas estiró tanto el chicle que ya se le rompió y no le queda otro remedio que convocar unas elecciones endiabladas y en clave de plebiscito, con resultados imprevisibles salvó el anunciado derrumbe de Convergència –con o sin Unió– en favor de Esquerra Republicana y de la nueva ola regeneradora que barre el país.
Rivero anda jugando, en el argot deportivo, los minutos de la basura, fotografiándose en la puerta del Congreso a modo de heroico abanderado con corbata, en nombre de un movimiento contrario a las prospecciones petrolíferas, que en absoluto le pertenece, para ir a buscar más tarde el reconocimiento como nuevo y audaz referente de la invisible corriente independentista canaria.
Artur y Paulino harían bien en utilizar su inteligencia y la experiencia acumulada, y hacernos un favor a los que andamos preocupados por los problemas reales en esta maltrecha democracia, es decir, a la mayoría de la población. Tienen en su poder la gran oportunidad de presentar batalla contra la pobreza infantil, el paro de larga duración, la exclusión social, defender los servicios básicos, la sanidad, la educación, la dependencia, en fin, todos esos problemitas estructurales que soportan tantas familias con admirable entereza. Una magnífica ocasión para limpiar un poco el fango diario, en vez de generar aún más descrédito en una opinión pública saturada de ver y escuchar la increíble cantidad de mentiras, poses de cara a la galería y discursos vacíos que rebosan la paciencia colectiva.
Mientras la gente se organiza en asambleas, estos dos maestros de la vieja política no abandonan la sana costumbre de auto promocionarse en la tarta mediática, arrimando el mechero a las últimas velas que siguen en pie, acompañados de sus fieles comparsas.
En agradecimiento a los servicios prestados, cantemos todos, entre resoplidos y eructos, un satisfecho hasta siempre feliz.
Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 22 de octubre de 2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/10/22/rivero/570721.html
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