Mariano, transfigurado en león durmiente, afila las garras en la cima de su gobierno en funciones. El partido popular ha atravesado el desierto sin desgastarse, con las provisiones de votantes intactas, y la comodidad del que se sabe libre de espejismos basados en reformas constitucionales abstractas, imaginarios referéndum acerca de teóricas independencias y pactos inverosímiles a la carta. Don Tancredo juega al mus de memoria, asistiendo imperturbable a las derrotas de todos los enemigos internos y externos del marianismo. El gallego es inquebrantable y solo ofrecerá la mano derecha para salvar al soldado Sánchez, cuando éste haya claudicado ante Susana y los barones socialistas. De nuevo, la gran coalición se nos presenta como la figura de un Moisés redivivo, que obra el milagro de abrir las aguas, para conducir al pueblo hacia la tierra prometida por la neo liberal sensatez alemana.
Por si alguien no lo sabía, resulta que el Congreso no es una plaza, tampoco es un círculo. Es un hemiciclo lleno de astutas navajas que relucen a la sombra de los escaños. Filos que degüellan en un instante para regresar a la oscuridad, ante el asombro fugaz en los ojos del ingenuo que se desangra, rodeado de conspiradores, intermediarios y advenedizos.
Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 14 de abril de 2016.
http://www.laopinion.es/opinion/2016/04/14/rajoy-vuelto/668411.html
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