30/6/16

Tenerifexit

Aquí abajo, en el apasionante sur de Tenerife, los ingleses de clase trabajadora siguen manteniendo sus costumbres como si nada. La dieta básica no ha cambiado ni un ápice, así que la abundante ingesta diaria de grasas y cerveza goza de una inmejorable salud. La obesidad campa a sus anchas entre hamacas con olor a protección solar barata y vasos de plástico que parecieran tener vida propia. El territorio guiri se rige por códigos no escritos el que, ellos y ellas, cumplirán rigurosamente el plan por el que han pagado. En sus mentes abotargadas, apenas circulan ideas molestas que les impidan disfrutar de las comodidades implícitas en la práctica de algo tan aconsejable como dejar de pensar. De hecho, la felicidad puede caber en un paquete vacacional, sin más contratiempos que los derivados de las temeridades y los excesos.

Sin embargo, ocurre que, el estado natural de las cosas británicas ha cambiado o, más bien, vuelve a lo que ha sido siempre. En definitiva, la condición de isleño -esto lo conocemos bien- y por más que la ínsula sea tan grande como Gran Bretaña, acaba forjando un singular carácter que abusa de visiones simplistas sobre lo complejo. Los habitantes de un terruño aislado del continente, tienden a encerrarse en sí mismos y reaccionan frente a cualquier amenaza, generando un rechazo visceral inmediato antes de ni siquiera tratar de analizarla. El miedo a la pérdida de la identidad nacional y la indignación ante las políticas económicas que han normalizado la precarización laboral, actúan como vectores que impulsan la tentación de regresar a un pasado supuestamente mejor, con la mezcla de sentimientos bien fraguada  por líderes frikis, carpetovetónicos, cuyo ascenso comienza en la lógica y acaba en el poder.

Pero observemos de  nuevo a nuestros visitantes protagonistas, apurando sus últimos días a miles de kilómetros del frío y rutinario gris, gracias a las bondades de una libra fuerte. Entonces imaginemos que, por casualidad, averiguan lo difícil que les va a resultar venir otra vez, por culpa de terrores posmodernos, como la odiosa devaluación de la moneda, los recortes asesinos o la misteriosa volatilidad de los mercados financieros. Pensemos en la frustración de esos futuros ex europeos, clasificados como no comunitarios, sin derechos, que no podrán seguir las recomendaciones médicas y volar hasta nuestro paraíso soñado. Acto seguido organicemos un referéndum, invitándolos a opinar. Seguramente obtendríamos un gran resultado, con una mayoría aplastante a favor del Tenerifexit, consagrada como la mejor vía de salida para desbloquear la situación, olvidar los platos rotos y llenarse la vida de buenos deseos con huevos y beicon.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 30/06/2016.



22/6/16

Libre



El 01255FA era un talón cualquiera. Un cheque azul claro cuya razón de ser se limitaba a la de ser un clon predestinado. Sus relieves eran idénticos a los de millones de compañeros que compartían igual suerte. Y ahí estaba, cosido al talonario hasta que el titular de su vida decidiese arrancarlo de la raíz, para ejercer su derecho a escribir números y letras sobre la superficie impresa de 01255FA. Y llegó el momento. Unas manos adiestradas por la contabilidad lo tomaron con energía. Sintió que los ojos de amo se clavaban sobre su faz. A partir de ese instante, dejó de considerarse abstracto y, automáticamente, quedó identificado como un valor concreto, el eslabón final de una larga cadena de intercambios. Quedó listo, trabado con un clip a la factura DG6789, que no intercambió con él ni una sola palabra, acaso un agradecimiento o una tristeza. Al día siguiente, todo volvió a moverse a su alrededor y, solo cuando fue entregado, se dio cuenta de lo que ocurría. Estaba siendo trasladado por otras manos. Pudo ver la luz del día, el cielo azul y, justo antes de ser abandonado en el asiento del coche, creyó divisar el mar.


Transcurrió una hora de monótona autopista, escuchó la música que cantaba el conductor, su nuevo dueño, entre conversaciones a través del móvil. Estaba cumpliendo con el cometido para el que había sido concebido, un medio de pago sin alma. Y entonces, ocurrió algo extraño. A su lado se abrió una ventana y el aire entró como en rebeldía, inoportuna y desconcertante ráfaga que lo zarandeaba.Dio varias vueltas sobre sí mismo, chocó contra el salpicadero y, tras una pirueta agónica, salió despedido. Alcanzó muchos metros de altura, se mareó por las sacudidas, delirantes subidas y bajadas que hicieron que perdiera el escaso conocimiento que tenía de sí mismo. Pero la brusquedad dio paso a un suave planeo. ¡Estaba volando!. Un instinto increíble y aterrador se apoderó de 01255FA. ¡Quería ser libre!. Y llegaron minúsculas gotas de agua que lo mojaban, haciéndolo más pesado, empujándolo hacia abajo. Su loca aventura terminó aterrizando en el césped de un parque. Empapado, buscó refugio, pero no acertaba a moverse. Su color estaba desapareciendo, el futuro que habían tatuado en su piel, se borraba. Y se dio cuenta de que ya no era 01255FA. Y entonces decidió que nadie tenía porqué manipularlo. Así, paciente, esperó a que un rayo de sol le abrigase la esperanza de encontrar el camino de un papel en blanco, anónimo y  listo para escribir su propia historia.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 22 de junio de 2016.


16/6/16

Viaje hacia alguna parte


Continúa resultando asombroso constatar el afán de los políticos por dejarse ver y que parezca que los quieren de verdad. La gente, en general, los desprecia en silencio, o los critica en público, para luego volver a votar a los mismos que insinúa odiar. Es curioso observar las miradas cargadas de sarcasmo y el lenguaje irónico que manejan los empresarios, mientras escuchan hablar a Clavijo, a los postres de una fraternal comida. Por supuesto, casi ninguno cree en la capacidad del actual presidente del gobierno canario, pero por si acaso, al final se intercambian comentarios condescendientes respecto a un discurso mejor hilvanado de lo que cabría esperar, el conocimiento de los temas y ese déjame entrar así de suave que tiene el joven aprendiz de Ani Oramas. Es cierto, Coalición va muy mal, pero eso ya lo sabíamos desde antes de Paulino, así que ahora toca arremangarse y continuar yendo y viniendo, regalándole el oído a la audiencia de cada isla, escuchando sus quejas acompasadas, sus llantinas apasionadas, sus risas nerviosas; todo sea por atender las reclamaciones sobre lo que les dan a los demás y a nosotros menos. Pero después, porque será que esa especie de corporativismo insularista desaparece de repente, como la niebla de Los Rodeos, justo después de la visita presidencial, para volver a las desasosegantes peleas locales, tan calurosamente interiorizadas por nuestros espíritus desconfiados.

En el fondo, tenemos un problema generacional. La mayoría de las personas mayores de 60 años no entienden nada de lo que está ocurriendo en España y en el canario mundo, con lo que tienden a tragarse las mentiras que se repiten, aún sin creer en ellas. Cerrar los ojos con fuerza y huir hacia adelante, es más cómodo que reconocer y aceptar los cambios que anuncian los que nacieron más cerca del siglo XXI, y que en muchos aspectos son mejores que sus padres y no digamos que sus abuelos. Sí, mejores, más formados e informados, y mucho más dispuestos a gestionar una sociedad radicalmente distinta. Dentro de poco, las mochilas universitarias obtendrán un tiempo de poder cierto, más acorde con otra forma de pensar y mucho menos cansado de sí mismo.

Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 16/06/2016
http://www.laopinion.es/opinion/2016/06/16/viaje-parte/682366.html


9/6/16

Primitivos


ya-me-cans-pgr-yamecans.jpg (624×351)En Europa, el descontento social radicaliza las posturas hacia la inevitable polarización. Los recortes, las reformas laborales o la fiscalidad agresiva, avivan la tensión en países condicionados por la diosa deuda y sus odiosos intereses a pagar. La erosión de la confianza hace mella en una clase media exhausta, que compra del discurso de los extremos. Los viejos y nuevos partidos ofrecen ilusionismo, basándose en recetas que pertenecen al pasado. La socialdemocracia continúa su lenta agonía, víctima de un proceso de vaciamiento ideológico. El centro moderado es un territorio de la nada, donde acuden a naufragar los últimos supervivientes de la sociedad del bienestar.


Francia, Alemania, España y la práctica totalidad de los estados europeos, viven una gigantesca crisis de identidad. Hasta hace poco, cualquier francés se sentía parte de algo importante, de unos ideales que trascendían, de una cierta cultura que cultivaba las libertades. Lo mismo le ocurría a un alemán orgulloso de sus virtudes, pero la amenaza del éxodo sirio ha echado por tierra muchas convicciones. En España, la división territorial y la dificultad para acometer una Segunda Transición, ensombrecen el panorama, con el tetra partidismo encerrado en una cárcel parlamentaria, dominada por la más mediocre de las ambiciones.

El crecimiento económico mundial no termina de enviar señales optimistas y el temor a otra recesión se cuela en los índices bursátiles. La desindustrialización de occidente ha trasladado los factores tradicionales de producción a China, Pakistán o India. Al mismo tiempo, las cifras de la economía colaborativa aumentan exponencialmente de tal modo, que sectores como la banca, las multinacionales del comercio o las grandes cadenas hoteleras, tratan de adaptarse acomodando el paso al desafío competitivo de los consumidores, practicantes entusiastas de una suerte de democracia liberalizadora en el planeta internet.

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El poder reside en la información. Google, Apple, Facebook, Amazon y Ali Baba, son cinco grandes mega corporaciones que manejan los datos personales de millones de usuarios, sin distinción de raza o religión, sin leyes ni fronteras que los separen. Estas potencias tecnológicas disponen de recursos para influir en los gustos, las tendencias, en las opiniones que conforman la identidad global. Comunicación en tiempo real, continuos intercambios de servicios entre ofertantes y demandantes, que interactúan a todos los niveles en el espacio virtual, sustitutivo de la insostenible y aburrida realidad.

Las élites políticas, económicas y educativas están sumidas en un torbellino desintegrador. la fusión entre el hombre y la tecnología se vislumbra cada vez más cercana. Una inquietante aunque esperanzadora filosofía de la vida futura se está cocinando, mientras algunos primitivos  continuamos enfrascados en tercos e inútiles debates sobre las cualidades cromáticas de los logotipos candidatos a ganar en las próximas elecciones de marca blanca.

Artículo publicado en edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 9/06/2016.

2/6/16

Operación Venezuela

Estamos muy preocupados por lo que está sucediendo en nuestro país hermano. Por eso nos solidarizamos con el pueblo sirio, que diga, con el venezolano, y exigimos la liberación de los presos políticos, la democracia auténtica y que las estanterías de los supermercados vuelvan a llenarse.

La situación es muy grave y, por tanto, hemos decidido incluir el problema de los refugiados, esperen, ese ahora no, el problema venezolano en el Consejo de Seguridad Nacional española, como una clara amenaza podemita, estooo, venezolana. Debido a los lazos que nos unen con todos y cada uno de los migrantes subsaharianos, perdón, venezolanos, tenemos la obligación moral de intervenir enviando a varios ex presidentes del gobierno español y también a algún que otro candidato a las próximas elecciones en España necesitado de protagonismo, no, necesitado de ayudar, como hábil y reconocido mediador y que se reúna con la oposición política para conocer de primera mano el sufrimiento de un país como Irak, no, como Venezuela quería decir, sometido al caos provocado por el despreciable régimen de EE.UU, uf, perdón de nuevo, de Maduro. Hay escasez de medicinas y de alimentos básicos en el país africano, que diga, venezolano.

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Los medios de comunicación analizan la cuestión catalana, perdón, la cuestión venezolana, en grandes titulares. La deuda de España, perdón, quería decir la de Venezuela, está por encima de PIB. Europa exige más recortes de manera urgente al gobierno español, que diga, al venezolano. El sistema de pensiones quebrará en Espa..., estoooo, en Venezuela, en el 2017. La precariedad laboral se extiende, tras las promesas de recuperación anunciadas por el Consejo de Ministros de Rajoy, otra vez me equivoqué, de Maduro.

En cuanto a Canarias, varios ayuntamientos han expresado su condena a la violación de los derechos humanos en Turquía o Rusia, chas, en la querida "Octava Isla", quiero decir. Muchos migrantes canarios o sus descendientes vuelven contando cómo han perdido su dignidad porque el gobierno chino, que diga, el venezolano, no permite la libertad de expresión. Hay un gran debate en la sociedad canaria y española por La Champions, quiero decir, por saber cómo terminará esa gran tragedia del terrorismo islamista, vaya, perdón, del terror venezolano. El paro y la pobreza ya son crónicos en Canarias, espera, aquí no, quería decir en Venezuela. El auge de la industria turística es el único dato positivo en la triste realidad venezolana, vaya, otra vez, en la canaria. Ahora sí que lo dije bien.


Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 02/06/2016