15/4/14

ocho apellidos catalanes

Como en un mal sueño, los intereses de los políticos estrechos se sirven de consabidos estereotipos para utilizarlos como un arma arrojadiza, nos aturden entre cruces de declaraciones y engreídos silencios con el fin de subir de tono la confrontación, porque de eso se trata, de encender el odio entre los que se consideran solo catalanes y los españoles a secas. Así, todo el imaginario colectivo se pone en marcha y comienzan a cocerse las bajas pasiones hasta el violento estallido de la masa vociferante que da la razón a los que la manipulan con descaro.
Si nos empeñamos, nadie se salva de la lista de agravios históricos, pues los andaluces son vagos sin excepción, los madrileños chulos, los vascos brutos y cerrados, los gallegos no se mojan nunca, los valencianos echados palante, los canarios aplatanados, los catalanes agarrados y ahora algo mucho peor, porque lo cuentan de este modo esos representantes oficiales de la clásica –y lógica– disputa entre centralismo y nacionalismo periférico.
Pretenden –y hasta consiguen– que la gente se aparte de sus problemas reales y dedique su atención al supuesto órdago secesionista, porque de este modo no les quedará resuello para exigirles que trabajen por el desarrollo y el bienestar de la sociedad en su conjunto, según sus propias palabras. Entonces, si la economía continúa con respiración asistida, el descenso del paro es aún muy leve, el crédito no fluye, y la clase media pierde el bienestar, no se entiende a qué clase de callejón oscuro quieren llevarnos con esta absurda convocatoria del disparate.
Desconozco si la vida de los habitantes de Cataluña mejoraría con la independencia, pero sí sé que los vínculos emocionales con el mundo exterior serían igual de fuertes o más que los desapegos.
Si en la comedia de moda, un joven sevillano de pro, es capaz de tirar de hemeroteca para salir airoso de su pretendida condición de vasco a ultranza y consigue recitar ocho apellidos vascos, estoy seguro de que una inmensa mayoría recordaríamos de carrerilla otros tantos de origen catalán, sobre todo si queremos quedar bien con el padre de la chica o el chico que nos gusta.

Será porque amor y odio están por encima de la política.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 15/04/2014
http://www.laopinion.es/opinion/2014/04/15/ocho-apellidos-catalanes/536952.html

2 comentarios:

  1. Todo vale, sobretodo en la política. A que no dicen las desventajas de ser autosuficientes?. A la mierda too.....
    Gran artículo amiguito

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  2. Sin menospreciar el derecho de un pueblo (el que sea) a reivindicar su identidad, me parece a mí que ese sentimiento nacional catalán, fomentado desde las mismas instancias políticas que han llevado a ese mismo pueblo al desastre, no es más que una huida hacia el abismo. Catalanes sí, españoles no, europeos sí... a deshojar la margarita! y mientras tanto, adiós a los derechos sociales, y gratis! Más madera, es la guerra!

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