29/12/16

Salvajecracia

Internet es una interminable extensión de la selva que nos rodea desde que nacemos. En esa intrincada espesura, desarrollamos lo que, a primera vista, parece libertad de acción y movimiento. Sin embargo, todo el caudal de información gratuita y abierta, al alcance de cualquiera, no se traduce en una mayor capacidad crítica. En términos de democratización, las iniciativas populares irrumpen de forma masiva, creciendo exponencialmente en un corto período de tiempo. Pero cada gigantesco suflé desaparece tan rápido como subió. En lo viral, importa la forma, y nadie se toma la molestia de entrar en el fondo. La sociedad, en general, se deleita o se conmueve con mensajes que apelan a las emociones básicas. Los trucos publicitarios son utilizados, de forma casi inconsciente, por individuos, organizaciones o empresas que interactúan reaccionando a constantes estímulos. En la intensa búsqueda de la personalización, vamos perdiendo la conciencia de grupo, por lo que, contrariamente a lo que podríamos esperar, las redes sociales alejan a las personas en vez de acercarlas. Los continuos avances tecnológicos facilitan el acceso al perfil social y profesional de alguien, a sus contactos, a sus gustos, a la gestión integral de sus datos volcados en la nube que almacena nuestro tiempo vital. Dispositivos conectados y algoritmos que administran la existencia, están creando un mundo de sujetos que se valoran entre sí en función del servicio que prestan, en su utilidad, eficacia y rentabilidad. El factor humano ha abandonado el camino del ser por el de la satisfacción inmediata, basada en mediciones de hábitos, inducidos por la más poderosa herramienta de control global que hemos conocido.

Imagen de Flickr
Hemos entrado mansamente en el atractivo y alienante juego virtual que han puesto a nuestra disposición. Dentro de poco, no resultará fácil discernir si las decisiones que tomamos son el fruto de algún tipo de reflexión, o si, quien de verdad elige, es el asistente personal del móvil, mientras nos pregunta qué queremos en todo momento. Al convertirnos en esclavos digitales, estamos abonando el terreno para la llegada de un poder salvaje que erige sus cimientos sobre el derrumbe de las democracias. La desigualdad y el odio llevan a la despolitización, derivando en un claro ascenso de distintas clases de totalitarismos. Un estado de cosas que comenzamos a aceptar desde el momento en que dejamos de creer en la vía de la razón, para echarnos un brazos de la última aplicación populista que nos ofrece el mercado. Si seguimos permitiendo que los modelos simplistas absorban nuestra voluntad, pronto hablaremos el lenguaje de los que han dejado de pensar libremente. Seres asimilados por la automatización, que interiorizan el uso de la violencia como una respuesta adecuada y directamente proporcional a su entusiasta cobardía, siempre bajo la protección del glorioso gobierno "gran hermano".

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife el 29 de diciembre de 2016.


15/12/16

Post pacto

«El sueño de la razón produce monstruos»,
grabado nº 43 de Los Caprichos - F. de Goya
Anoche tuve un sueño raro, como una revoltura, que comenzaba al despertarme en una habitación igual a la mía que, sin embargo, me resultaba extraña. El olor a potaje de verduras se colaba por el hueco de la cerradura y, en esa mistura de legañas, creí escuchar el llanto de un bebé. Agucé el oído, y me llegó suave, de fondo, el acunar de lo que parecía un "arrorró mi niño chiquito". Sin embargo, las palabras no eran susurradas en canario, ni siquiera las entendía, parecía un dialecto bereber. Salté de la cama y saqué mis greñas por la ventana que da al patio interior. Observé, sobresaltado, cómo el azul y blanco desconchado de las paredes se había tornado rosa chillón. Hasta el cuadrado de cielo era distinto que ayer. Un tono calmoso y rojizo se había adueñado del aire. Salí a trompicones, alarmado por la angustia de sospechar que el fin del mundo canario me había pillado sobando. Encendí el móvil, temblando de miedo, y resoplé de alivio, salvo la rareza de no haber recibido whatsApps ni correos. Fui raudo a por el mando, y traté de recordar cuál era el canal de la televisión autonómica. Lloré de rabia ante mi incapacidad, maldiciendo el no haberla puesto nunca, una especie de castigo merecido ahora que tanto la necesitaba. La inesperada respuesta, apareció ante mis ojos en forma de pronóstico del tiempo. El mapa de las islas se había transformado: Tenerife se llamaba Gran Canaria y Gran Canaria se llamaba La Gomera. La Palma se revolcaba hasta más allá del norte de Lanzarote, y el Hierro permanecía pegado a La Graciosa. Y lo peor, y más desconcertante, fue que no aparecía ni un leve rastro de El Teide. En su lugar,+ se veía una nube gelatinosa y, debajo, se leía Pico de Las Américas. Para colmo de males, Fuerteventura había salido huyendo rumbo sur, junto con la antigua Gran Canaria. Luego supe que, al parecer, ambas trataban de unirse a Cabo Verde. Preso del pánico desatado, salí en pijama a la calle. Descubrí algunos rostros familiares, pero nadie me dirigía la palabra. Entré en el bar de siempre y los bocadillos eran grises y sabían a gris; los barraquitos habían cambiado su estado líquido por un continuo y humeante gaseoso, imposible de beber. Alguien comentó algo entre risas que eran silencios. El inquietante vacilón era por el resultado del derby entre el Tete y la Unión Deportiva. Resulta que el nuevo gobierno, nacido del postpacto, los había obligado a jugar en una cancha de frontenis. El espectáculo había resultado grotesco, con los jugadores dándose cabezazos contra la pared, ante la ausencia de balón. El olor de la sangre derramada llegaba desde el monte hasta la playa. Me atreví a abrir la boca para expresar mi opinión, y no reconocí mi propia voz. Volví a despertar, sudando. De nuevo algo no encajaba. La madre del bebé cantaba una canción tradicional china. Miemiré al espejo y quedé paralizado al comprobar que había dejado de ser canario. Entonces me di cuenta de lo que estaba ocurriendo: sin querer, el sueño recurrente me había convertido en un aterrador postcanario.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 15/12/2016.


1/12/16

Símbolo incierto

El último Fidel escribió un artículo sobre lo incierto de nuestro destino como especie. El Hombre-símbolo, que reflexiona sobre la debilidad humana, la suya propia, ante las puertas de la muerte, preguntándose si hay algo al otro lado del umbral postrero. Castro recuerda, con cierta nostalgia, los años en los colegios de Jesuitas, que le hablaron sobre la figura de Cristo y los valores que promulgaba. Lo más probable, es que El Comandante admirase la obra del Nazareno, el primer socialista revolucionario que lideró la palabra de un Dios trino y misericordioso con nuestra estupidez, difundiendo la universalidad de los valores cristianos. Fidel Castro defiende estos principios al identificarlos como cualidades frente a los meramente políticos, que solo atañen a conceptos materiales o físicos. Esta aparente contradicción entre razón y espíritu, expresada con gran lucidez por el mayor icono de la izquierda contemporánea, desemboca en su asombro ante el desarrollo científico capaz de investigar el origen del universo, acercando la observación del espacio lejano para intentar saber algo más sobre quienes somos. El eco del big bang que nos va llegando de una forma cada vez más perceptible entronca, de algún modo, con las historias y leyendas de la tradición judeocristiana, como si el lenguaje científico fuese, en realidad, una traducción de la imaginería religiosa, deslizando el aprendizaje de un fenómeno de repetición, en las dualidades clásicas - masculino contra femenino, hermano contra hermano - así como la inminente llegada de un escenario apocalíptico - diluvio y Arca de Noé -, que trae la necesaria redención en forma de catarsis y salvación, in extremis, de una reducida colonia de supervivientes.

En este enloquecido tiempo de post verdad, de post política y de post democracia, Fidel Castro miró hacia las estrellas, y vio reflejada su imagen en ellas, plegándose infinitamente en continuos comienzos y finales que se tocan, porque son lo mismo. La unión de un horizonte de sucesos históricos, que hacen del todo la nada y viceversa. La incertidumbre del "hombre símbolo", retirado del mundanal ruido, ensalzando la importancia de las creencias y de los estudiosos que tratan de interpretarlas desde distintos puntos de vista, considerándolos como personas que se encuentran muy por encima de nuestros actuales ídolos de barro, creados y mitificados a imagen y semejanza de nosotros mismos. En muchas ocasiones, con la vejez llega la sabiduría y, con ella, la aceptación de la humildad y las dudas que nos generan un mejor discernimiento.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 01/12/2016



24/11/16

Mundo viejo

El mundo de las personas mayores -entre los que también hay jóvenes con mentalidad vieja- se resiste a desaparecer. El orgullo ciego les impide aceptar las formas de un modelo que no entienden, por la sencilla razón de que no se parece en nada a su modelo, para ellos, El Modelo. Desconfían de lo que no entienden y, acto seguido, lo critican por tierra, mar y aire, utilizando el desprecio fácil con la máxima del "más vale malo conocido, que bueno por conocer". Volver al pasado es la consabida solución que compran, automáticamente, las masas consumidoras sin capacidad de crítica. Pero "el presente no es agradable, y el futuro parece aún peor si seguimos por estos derroteros", sería la respuesta del pensamiento clásico, en la ideología mundoviejista. Machismo recalcitrante, racismo, homofobia y culto a la violencia contra las minorías, son las señas de identidad del macho viejo, que tiene tanto miedo al cambio y a bajarse del burro del poder, que es capaz de capar la inocente alegría de los niños de la globalización.

Resultado de imagen de pasado contra futuroLa mayoría de los votantes, empleados, dirigentes, clientes, feligreses y simpatizantes de los carcamales de la razón vieja, comparten esta visión viejística de la realidad, porque han vivido experiencias muy parecidas. Se trata de una generación que superó dificultades y que, en muchos casos, conoció lo que significa subir en la escala social a base de trabajo y sacrificio, en un entorno laboral y socioeconómico muy distinto del actual. Sus hijos y nietos crecieron rodeados de abundancia o, en el peor de los casos, de un cierto desarrollo basado, fundamentalmente, en la época de crecimiento posterior a las dos guerras mundiales. La Sociedad del Bienestar nació calor del liderazgo de Occidente, con el eje transatlántico al timón de un barco que navegaba las aguas de la Neoliberalización, sin contraposición alguna que equilibrase el rumbo, tras la caída del comunismo. Todos aquellos líderes de su generación, de los que aún conservamos supervivientes, forjaron el mundo moderno que toca ahora a su fin.

La base del patrón mental de los viejopensantes es el dinero. En concreto, la adquisición de más dinero del que, en teoría, te pudiera corresponder por sus méritos, mediante un extenso catálogo de justificaciones y complicidades para mantener la conciencia vieja con aspecto limpio. Mentiras, trapicheos, ocultamientos y actitudes delictivas que los mundoviejistas han estado practicando, al mismo tiempo que se permitían el lujo de dar lecciones democráticas a los jóvenes desastrosos, sin valores, que no sabían "lo que valía un peine", y que nunca serán grandes luchadores y ejemplos a imitar, como ellos. Entonces, ¿cómo iban a permitir que sus sucesores naturales tomasen las riendas, ni no tienen ni idea de cómo es la vida? El dinero viejo sigue pesando mucho en la cabeza de los viejos y de los no tan viejos.

La tortilla se ha dado la vuelta, y la fuerza de la historia se abre paso a pesar de que el mundo viejo trate de impedirlo, insistiendo en taponar a los nacidos en la era tecnológica. Pero el salto generacional es demasiado grande para sus mentes viejas. Hoy apreciamos los coletazos del mundo viejo, los últimos estertores de los que quieren morir matando.

Artículo publicado en la edición impresa del diario "La Opinión" de Tenerife, el 24/11/2016



17/11/16

Looking for America

Llevábamos mucho tiempo con la cabeza baja, sumidos en una gran depresión, y fue entonces cuando apareció. Donald Trump llegó en su avión privado, para recordarnos lo que significa el sueño americano. Y pudimos conocer de cerca a un triunfador que se había molestado en venir hasta aquí a devolvernos algo de esperanza. Y parecía uno de nosotros, utilizando nuestro mismo lenguaje, llamando a las cosas por su nombre. En ese momento lo supimos con claridad: la libertad es muy cara, pero Donald puede comprarla cuando quiera. Nos pidió que confiásemos en su palabra, y prometió que sería capaz de enfrentarse, uno por uno, a los lobos de Washington y a los tiburones de Wall Street, para decirles, a la cara, todas las verdades del pueblo americano. Bueno, dirán que es un bocazas, y que se mete con los latinos. Incluso puede que se comporte como un fanfarrón con las mujeres, pero no se esconde detrás de nada ni de nadie. Es un ganador nato, dice lo que piensa, y no trata de engañarnos como esos demócratas, amigos de homosexuales y putos hippies ecologistas. Habíamos permitido que el enemigo entrase en nuestras casas para intentar violar a nuestras hijas, y pasamos por alto que sus hijos se mezclasen con los nuestros en el colegio: musulmanes, chinos, mejicanos, ... nos están invadiendo, y cada vez son más. Se creen muy listos, pretendiendo imponer sus costumbres en nuestra tierra y ante los ojos de nuestras familias. Si nadie les para los pies, en poco tiempo seremos sus esclavos, nos acabarán quitando lo poco que poseemos. Hillary es una mujer falsa, que quiere hacernos creer las mismas patrañas que Obama, y que todos esos niñatos universitarios llenos de grandes ideas. Mientras ellos hablaban y se hacían ricos, nuestro futuro desaparecía con las industrias que se fueron.


Ya no hay trabajo. Los comercios han cerrado y, encima, nos siguen friendo a impuestos. Necesitamos un líder que acabe con esta mierda de una vez por todas. Y por eso decimos no a los extranjeros dudosos, no a la globalización económica, no a los terroristas infiltrados. Y vamos a decir sí a defender a nuestra gente, con las armas si es necesario, sí a sentirnos parte de un gran proyecto, sí a hacer a América grande otra vez. Grande como Donald Trump ,que va a luchar con nosotros, codo a codo, para que recuperemos nuestro orgullo y nuestra dignidad. Que dios lo bendiga.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 17/11/2016.

10/11/16

Basura

Con el supuesto nuevo gobierno, viviremos los minutos de la basura, por utilizar la expresión referida a un partido de fútbol decidido hace rato, que sólo espera, medio aburrido, a que el árbitro pite el final. Verdadera basura histórica es este sistema corrompido desde el poder legislativo, pasando por el ejecutivo y terminando en el judicial. Ruina de democracia, que insiste en convocarnos a las urnas para que votemos por la continuación de un aparato estatal, en el reino borbónico del sinsentido más bochornoso. Instituciones políticas, administrativas, sindicales, deportivas, culturales, y de cualquier otra índole, cebadas con suculentas subvenciones y promocionadas hasta la náusea. ¿Para qué sirve, en realidad, todo este entramado burocrático de cargos y más cargos, entregados a la vidorra de lo público? ¿Cual es el objetivo del despilfarro que, antes y después de los recortes sociales, mantiene un sistema podrido que está ofreciendo claras señales de descomposición?. La razón se llama supervivencia. Tan obvia y vieja como la del dinosaurio, que se aferra a la vana existencia del poder sobre las demás bestias, enterrando en el fango sus espesas y obstinadas pezuñas. El inmovilismo significa no querer entender que la palabra cambio ya no es suficiente para definir las gruesas reformas que siguen sin acometerse.

Imagen tomada de la página web de Acciona.
El panorama actual es una mascarada ponzoñosa y, la pretendida renovación, rechina como un artificio de añadidura. Aquí, lo único importante, es que el show parezca creíble. El ritmo de las interpretaciones, los personajes que defienden o atacan según lo que ordena el guión. Espectáculo alienante para masas consumidoras de una soledad abonada a las plataformas mediáticas, entretenidas en observar el discurrir de títeres encantados de que los hayan contratado como genuinos intérpretes de la realidad.

El miedo atroz que atenaza a todos los actores de esta sociedad, provoca que no salgamos del asfixiante bucle en el que estamos cómodamente instalados. ¿Hasta cuándo, la pantomima de la Segunda Transición, de las modificaciones en la Constitución, de sentarse a hablar en serio con los independentistas?. De replantearse, en definitiva, qué modelo de comunidad vamos a construir para integrarnos del mejor modo posible en el imparable proceso de la globalización tecnológica. En vez de decisiones valientes, amplitud de miras y diálogo, lo que respiramos es mediocridad, fanatismo y miseria moral. Aquí, y fuera de aquí.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 10/11/2016.


3/11/16

Rodearse de uno mismo

Resultado de imagen de fuera del circulo
El espíritu beligerante de PODEMOS no termina de sentirse cómodo en el Congreso. En muy poco tiempo han pasado, del asamblearismo en círculos, a ocupar los escaños de la odiada "casta". No es fácil mirarte al espejo y reconocer que se te empieza a poner cara de diputado. Pero esta relativa anomalía se desarrolla dentro de otra mayor. Aún hoy, en lo que todavía llamamos España, cuando careces de tradición histórica te mueves en el territorio de lo inmaduro. El lenguaje de las barricadas tiene que cambiar por el de la real politik, un trago duro de digerir por quienes apenas se han asomado a los cenáculos del poder.

Es peligrosamente imposible estar fuera y dentro al mismo tiempo. El lenguaje irreverente es efectivo y efectista en calles y plazas, pero se convierte en intransigencia y autoritarismo escupido desde la tribuna de los oradores. Hay que superar las viejas rabietas de juventud y empezar a comportarse de otro modo porque, de lo contrario, corres el riesgo de convertirse en la sombra de un púgil tonto, triste caricatura del personaje que has creado y justificación perfecta para que te identifiquen con el caos. Lo peor de Rajoy no es Rajoy, sino que enfrente no haya nadie mejor, capaz de seducir y aglutinar, lo que se dice, un auténtico líder.

Resultado de imagen de fuera del circuloEl día que a Pablo Iglesias le griten "no nos representas" habremos llegado a la culminación de un proceso que comenzó oficialmente en 15 de mayo de 2011, aunque su verdadero origen haya que buscarlo en la caída del Muro de Berlín. Y esto no es otra cosa que el ocaso de las organizaciones políticas y de la democracia representativa. Encerrarse en uno mismo, cuestionando las reglas de juego que previamente has aceptado, es un clarísimo ejemplo de, hasta qué punto, la falta de alternativa real a la crisis del socialismo coincide con el desplome definitivo de los equilibrios que mantienen nuestra idea del Estado Nación. Las oligarquías clásicas, heredadas de La Transición, ya no se corresponden con la nueva estructura social tecno-individualizada. El pensamiento global acabará siendo administrado por entidades apolíticas. Las ideologías carecen de sentido con la disolución de derecha izquierda y centro, en un sistema monocolor.

En el actual contexto, PODEMOS comete el error de aplicar tácticas y estrategias del pleistoceno, rehuyendo su responsabilidad como actores del cambio. La vanidad los aleja de esa sociedad a la que tanto quieren salvar.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 03/11/2016


27/10/16

Mucho Carlos Alonso

Carlos Alonso, el presidente de todo lo que se mueve en Tenerife, es una rara avis de la política canaria. Su hiperactividad -como sujeto que piensa, actúa y declara- le obliga a una altísima exposición en los medios informativos. Desde luego, nunca será Ricardo Melchior, "ni falta que me haría", pensará Alonso cada vez que recuerda cómo aquél presumía de haber encontrado su mirlo blanco. Sin embargo, la cosa es que el pueblo necesita mayores dosis de cercanía en las distancias cortas, un preciado y escaso bien que no termina de encajar en el extenso catálogo de virtudes de uno de los cerebros más brillantes que se han dejado caer por nuestras grandiosas instituciones públicas.

Carlos Alonso tiene hechuras de parlamentario europeo, y goza de cualidades innatas, como una buena visión de cerca y de lejos, sobradas capacidades técnicas para la gestión, y un punto de intransigencia con los que considera, digamos, un poquito cortos de estatura intelectual. Y claro, no es fácil negociar ni llegar a acuerdos verosímiles, cuando compartes responsabilidades de gobierno con zopencos y mastuerzas sin más formación o carrera que la que se han construido para trepar desde sus pesebres políticos.

Imagen tomada de la web "elbaifoilustrado.com"
Sacar adelante los, siempre ambiciosos y absorbentes, proyectos del omnipresente Cabildo, se pone como las cuestas de La Matanza, si tus interlocutores son una panda de inútiles que no saben hablar ningún idioma ni nada. Ante tremendo problema de base, el rebelde Carlos Alonso saca su perfil más apasionado, pretendiendo que esto cambie de la noche a la mañana, y que se arregle el problema de las colas en las carreteras, que nadie ha solucionado en años, y que los pibes de Añaza sean bilingües, y que, en un triple salto mortal hacia atrás, haya que recuperar el espíritu de ATI. Lo sentimos, todo eso no se arregla ni con los millones de turistas que vendrán el próximo año, ni manteniendo los cursos gratuitos que ofrece la desnuda Cámara de Comercio. Éste es el nivel que hay, y antes de aspirar a impresionantes logros que sitúen a nuestras islas como la plataforma comercial y logística, o hub, que sin duda nos merecemos ser, ya le digo que, primero, tenemos que articular una sociedad civil, que busquemos la forma de sacar a la universidad del ataúd, que recemos para que la Televisión Canaria emita una programación diaria en clave de valores cívicos, con documentales sobre especies desconocidas, cómo educarnos a ser padres, y que paguemos a psicólogos, a ver si nos curan el complejo de inferioridad que padecemos. Ahí ya podríamos empezar a soñar juntos, competir en igualdad de condiciones con muchos Carlos y muchos Alonso.


Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 27/1072016.


20/10/16

Patria y barbarie

Aunque pierda estas elecciones, la Trumpmanía ya ha ganado. Si antes nos atrevíamos a intuir que el stablishment político tenía serias dificultades para hacer frente al profundo descontento que está canalizando a las sociedades occidentales, ahora cunde la certeza de que no saben hacer frente. Los populismos de cualquier  signo ofrecen y hasta garantizan soluciones teóricas, simplificando el lenguaje a base de construir relatos con final feliz. Son el último asidero que le queda a la gran masa de gente precarizada que necesita agarrarse a una identidad local, regional o nacional, la que sea, con tal de recuperar algo de confianza en sí mismos. Mientras tanto, las élites siguen sobrevolando el incendio de la desigualdad, mientras encargan informes a eficientes burócratas. Es el mismo y fatídico error que ya cometieron los consentidores del fascismo en nuestro olvidado siglo XX.

Cuando oyes el lenguaje vacío de Hillary Clinton, sin apenas contenido ni ilusión por contener algo, te das cuenta de que la misma sensación de inanidad resuena, como un eco, a este lado del Atlántico. En la inexistente Europa, se organizan ampulosos actos públicos o privados, dedicados a brindar calurosos homenajes al descreimiento. La parálisis de España  y el estupor político y social que vive Francia, escenifican el final de la destartalada socialdemocracia, junto a una derecha retrógrada que se lo cree demasiado.

Si giramos la cabeza nuclear hacia Rusia, nos encontramos con un patriotismo elevado a la enésima putinpotencia. No en vano, la nostalgia de un pretendido pasado glorioso es denominador común entre una familia moscovita, ansiosa por mojar en vodka su kalavnikov, y otra hija de la Gran Bretaña, autodeclarada antieuropea, porque está harta de ver extranjeros viviendo en su misma calle. Lo más fácil cuando llegan forasteros portando noticias amargas. Los llamamos inmigrantes, refugiados o bancos centrales, que vienen a recortar nuestras ganas de gastar para sentirnos mejores que ellos. Cuando desaparece el barniz de la hipocresía, nos quedamos en cueros y buscamos una salida rápida.

En la tiranía de la comodidad, lo mejor es votar al primer profeta fanfarrón que prometa arreglar la situación general y personal de todos y cada uno, obviando entrar a valorar en cómo va a lograr tal proeza. Siento decirles, queridos patriotas, que eso nos conducirá a liberar la barbarie que llevamos dentro.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 20/10/2016


13/10/16

Grafeno para después de la guerra

El ultimísimo super material que cambiará todo. Una asombrosa combinación de dureza y flexibilidad compuesta por átomos de carbono. El móvil enrollable que se confunde con la piel, el chaleco antibalas más ligero o la solución al almacenamiento de energía renovable, hacen que el grafeno se convierta en un elemento revolucionario. Las múltiples aplicaciones de este conductor térmico y eléctrico en campos como la medicina, informática o aviónica, suponen otro salto más en la carrera por alcanzar la singularidad tecnológica. La distancia que nos separa de una forma de vida, fruto de la fusión entre hombre y máquina, se acorta a gran velocidad. La transformación que ya se está produciendo en nuestros hábitos de consumo, nos lleva a una nueva concepción de las relaciones políticas, sociales y económicas. La irrupción del grafeno, anticipa avances extraordinarios.

En el comienzo de la nueva era, los deseos del individuo prevalecen sobre los del grupo, aunque esto no significa que se ignoren los intereses de la colectividad. Esta aparente contradicción se debe a la hiper sensibilización que experimentamos al convertirnos en receptores de continuos estímulos, en un estado de conexión permanente. El período del sueño es la única interrupción del encendido pero, incluso en este modo de hibernación, los dispositivos continúan midiendo nuestras constantes. Los sistemas de vigilancia activa o pasiva se implantan a nuestro alrededor recopilando frecuencias y estadísticas. Los intercambios de servicios entre particulares se democratizan, tendiendo a una mayor transparencia en la información y obligando a los sectores tradicionales a integrarse o desaparecer.

El significado de nacer o morir cambiará radicalmente, pues en el flujo constante no hay principio ni fin. El cese de la actividad de un organismo se considerará un simple dato técnico, debido al desarrollo de mecanismos de auto reparación de elementos dañados, reproducción o clonación instantánea, en estructuras compuestas por material genético reconstruido por la inteligencia artificial. En este sentido, la conversión de los valores en torno a la moralidad, se calcularán en términos de eficiencia. No habrá diferencia entre lo artificial y lo natural, ya que recrearemos los procesos de la naturaleza, generando las condiciones óptimas para la supervivencia. Convertiremos los medios hostiles en lugares habitables. Los vínculos afectivos, influenciados por las normas sociales y culturales se liberalizarán, superando los actuales roles masculino y femenino. La base constituida por la pareja y su derivación en unidad familiar mutará, posibilitando traducciones alternativas del amor. Se producirá un desadoctrinamiento masivo.

Los imitadores de dios, en la cúspide de su evolución hacia un estadio superior de la existencia. La actual complejidad del grafeno será algo primitivo dentro de unas pocas décadas. El paso del tiempo dejará de constituir un problema, dando paso a los futuros descubridores de otros mundos en otras dimensiones de tiempo. Pero esto ocurrirá, después de la guerra.





Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 13/10/2016


6/10/16

Surrealismo canario

Canarias siempre ha sido tierra de surrealistas, pero no de un surrealismo cualquiera, sino del que habitamos en nuestro particular patio atlántico. Un ejemplo de esta visión artística es la imagen de Patricia Hernández con los ojos muy abiertos y diciendo que así, mira, ella no es feliz. A lo mejor, casi todo es porque Fernando Clavijo es el típico lagunero frío, poco dado a administrar los mimos adecuados. Al final, no nos damos cuenta de que las emociones básicas son la que terminan indefiniendo el surrealista devenir de acontecimientos deformados. Los sentimientos, y los canarios somos muy sentidos, desencadenan reacciones contradictorias y difíciles de comprender para los que desconocen las especificidades del carácter volcánico.


A lo mejor, si Jaime González Cejas no tuviese ese bigote tieso, ni esa cara colorada, ni esos ojillos vivos, igual podría ser profesor de colegio, como lo fue Paulino antes de ser alcalde y todo lo demás aparte de lo del "Tete". Hablando de academicismos, ahí está el surrealista anti-líder del PSOE canario, José Miguel Pérez, un tipo con un mundo interior tan grande como su intencionada incapacidad para contárselo a alguien.

Bien mirado, Oscar Domínguez tendría material de sobra para hincharse a pintar las siglas de Coalición Canaria, etiquetando una botella del vino del país, que Adán Martín se afanaría en descorchar con el pico del Auditorio. Hay tantísimos casos de surrealismo, que la moción de censura en Granadilla y la consiguiente supuesta ruptura insegura del pacto de gobierno, quedan a la altura de una mala imitación de Picasso, Yo les pido que mantengan el nivel al que nos tienen acostumbrados, y que Casimiro Curbelo se presente como candidato andrógino a Reina del Carnaval, o que Asier Antona reconozca que es hijo ilegítimo de Cubillo,

Prueben ustedes mismos y verán qué original es imaginar a Carlos Alonso como un feriante tatuado, vendiendo fichas para los "cochitos locos"; o a Antonio Morales con las gafas de sol puestas, soltándole el rollo a una pibita de La Isleta en un after de Las Palmas. Creo que rebajaríamos esta innecesaria tensión, y valoraríamos lo relativo de la existencia. Si se les ocurre pasar por La Rambla, cierren los ojos a la altura del Kiosco La Paz. Luego, abránlos de nuevo y, en un alarde de surrealismo, verán una gran fuente, mesas y sillas animadas por personajes tragicómicos, artistas de colores, bohemios, ancianos, madres jóvenes con niños corriendo. El silencio de un café que ya no existe, es la metáfora libre de nuestras tercas e inservibles batallitas cotidianas.


Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 06/10/2016.



29/9/16

Sánchez en las Termópilas

A la manera del espartano Leónidas, el general Sánchez mantiene el pie firme en el estrecho paso de Las Termópilas. A su lado, un escaso grupo de locos valientes, dispuestos a seguirlo hasta el final. Enfrente, el ejército persa al mando de Jerjes Rajoy, que ha sumado a sus huestes a traidores y cobardes. Los miedosos temblones del PSOE, que optan por ayudar al monstruo de varias cabezas, mostrándole los atajos para sorprender a Sánchez, por la espalda del angosto desfiladero.

Hace años que el socialismo aburguesado perdió el contacto con la calle, empoderando a barones con una larga cohorte de enchufados. La jerarquía de cuadros y bases del partido, patria oculta de sobres entregados a los amigos en el juego de la alternancia con los engolfados del PP a lo largo y ancho de ayuntamientos y diputaciones locales, afectados por un ataque de glotonería superlativa, solo comparable a la de sus ciudadanos más cercanos.

La presión mediática avanza aplastando la libertad de expresión, encaramada al caminar bamboleante de los elefantes del IBEX 35, que anda cortejando a los príncipes podemitas, su otro mal necesario para permitir la ilusión mentirosa de una alternativa viable. El imperio necesita algo de épica resistencia griega, y que la gran victoria no parezca gratis, sino sudaba tras una acalorada sauna de mercaderes.

La voladura controlada del socialismo real es un hecho sabido, pero aún no asumido. La búsqueda de una nueva izquierda transversal choca contra los muros de la globalización tecnológica, que impulsa una revolución apolítica. De hecho, estamos en los albores de un profundo proceso de despolitización, y de la transformación de las formas de representatividad. La desafección va en aumento y las democracias entran en fase de declive. La caída del muro de Berlín y el posterior auge del liberalismo económico, dejaron solo al capitalismo, que se entregó feliz a la voracidad de una ilimitada orgía financiera cuyo desenlace vamos conociendo.

El Quijote de Esparta sonríe hacia afuera mientras la angustia hace su recorrido de rosas rojas por las venas del héroe acabado. El temerario aprendiz de líder que soñaba con audaces conquistas sociales, igualdad y bienestar. Rodeado por las tropas enemigas, el general Leónidas Sánchez hinca la rodilla en tierra y, ante la sorpresa de propios y extraños, acaba lanzando su lanza en un postrero esfuerzo, aunque apenas consigue arañar la cara del monstruo gigante. Las Termópilas de la historia elevan al personaje que sucumbe glorioso y que, de algún modo, nos hace sucumbir con él.


Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 29/09/2016.


22/9/16

La dormidera en funciones

Adormirse es la mejor opción dadas las circunstancias. En este mundo productor de una cantidad insoportable de ruido, los opiáceos que nos adormecen a ratos, entre el sueño de un partido de fútbol que nunca termina y la actualidad más rabiosa, vía Gran Hermano o Sálvame, ayudan a sobrevivir en la emoción del instante perpetuo. Y es que, detenerse a pensar un momento, no es aconsejable para la salud del presente continuo. Nos tragamos un reportaje sobre el drama gravísimo de los refugiados bajo el título "Europa no contesta" y, acto seguido, zapeamos alternando la última de Bruce Willis con algún vertiginoso debate de todólogos en acción. Pareciera que nadie se toma a nadie en serio.

El planeta entero es un entretenimiento patrocinado. En la era de la revolución tecnológica, usamos internet y colgamos nuestra privacidad en la nube, pero andamos más aislados que nunca, metidos en cajas de seguridad provistas de cámaras que vigilan nuestro índice de pánico. Los edificios son cajones de cemento y metal que, a veces, dejan pasar la luz, si bien se reservan en derecho de admisión porque hay luces que ofenden, que incomodan o que, simplemente, no interesa que veamos. Nos hemos convertido en singulares cajitas individuales encerradas en el rectángulo de un móvil, perfiles alienados que enloquecen intentando gestionar toneladas de material inservible. En la cultura del espectáculo, lo que mola es hacerte viral, ser influencer, o marcar tendencias, engrosando la lista de trending topics, aunque da exactamente igual si estás petando las redes tras haber matado a tu mujer, o por haber ganado una medalla olímpica. Las audiencias consumen, sin preocuparse ni establecer demasiadas diferencias entre Bárcenas o el Brexit. El impacto de la foto del niño desnutrido se diluye en la redundante goleada del barça, gran equipo, que luce la publicidad de Qatar Airways, imagen y marca de un estado — digámoslo suavemente — poco democrático.

Ante tal panorama, no es de extrañar que sigamos con un gobierno de corrupción en funciones. Me pregunto si existe algo o alguien que no se sienta en fuera de juego, como mínimo, una vez  al día. Al menos, después del especial con las aventuras del Pequeño Nicolás, dan un documental sobre la naturaleza salvaje. Del asombro a la adormidera se puede pasar con un simple click.



Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 22/09/2016


14/9/16

Réplicas

Frase icónica de la careta de entrada de la serie "Expediente X"
Se supone que la sabiduría aumenta en proporción al reconocimiento de la propia ignorancia. Si ejercemos una mínima dosis de humildad, a medida que acumulamos conocimientos, comenzaremos a comprender la inmensidad inabarcable de lo que no alcanzamos siquiera a imaginar. Si pensamos, por ejemplo, en la existencia de lejanísimos planetas similares al nuestro, podríamos teorizar sobre el fenómeno de la réplica. Esto significaría que, en esas realidades paralelas, estarían desarrollándose civilizaciones muy parecidas o incluso idénticas, procedentes de bacterias que habrían colonizado una gran roca con agua, y que tras unos miles de millones de años, se encontrarían en un determinado momento de su evolución. Pero, si vamos aún más allá, podría ocurrir que las réplicas fuesen algo habitual, con lo que tendríamos a incontables de "otros nosotros", desperdigados por la infinidad del cosmos. En este punto, convendríamos que nuestros "gemelos extraterrestres" se harían nuestras mismas preguntas sobre el sentido del ciclo vital, mientras están ocupados en amarse y destruirse mutuamente.

Profundizando en este supuesto teórico, la ciencia permite aventurar que los agujeros negros servirían como puertas de entrada y salida hacia esos universos inalcanzables, si bien, al cambiar la variable espacio/tiempo, descubriríamos que algunos de estos mundos estarían viviendo en un momento de nuestro mismo pasado y que, en otros, ya nos habrían adelantado, con lo que estaríamos observando el futuro. Dicho de otro modo, en el planeta Exon vivirían en el Neolítico o en la Segunda Guerra Mundial; y en el planeta Argán, la Android Corporation habría instaurado un orden post-humano.
La cuestión sería encontrar un método para que las réplicas más atrasadas tuviesen la oportunidad de aprender algo al verse a sí mismas en sus "hermanos del futuro", o en el sentido contrario, nuestro yo futuro se acercaría a visitarnos para hablarnos de sus errores y aciertos históricos, o lo que es lo mismo, estaría ejerciendo una revisión en directo de lo que hicieron sus antepasados, es decir, de nosotros, sus réplicas en este presente concreto.
Como la imaginación es libre y gratuita hasta que la comercialicen, y aún siendo incapaces de descifrar ecuaciones formadas por muchos presentes, pasados y futuros distintos, transformándose a la vez en innumerables sistemas planetarios, es interesante reflexionar sobre el hecho de que todas las réplicas deberían tener el derecho interestelar de comunicarse entre sí, para reconocerse en sus antes y después posibles. A partir de ahí, el laberinto de lo impensable podría reducirse a la normalidad de mejorar el estado general de las réplicas, provistas de una increíble habilidad para mirarse, imitarse y aceptarse.


Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 14/09/2016.

8/9/16

La investidura del burkini

El morenazo de Pedro Quijote Sánchez con un "NO" mayúsculo tatuado en la frente; la retranca impredecible del Tyranosaurus Rajoy conectado en un modo automático; la ternura desesperada del Licenciado Rivera -the Albert experience-, y los aspavientos coléricos del Mesías Pablo Jesús de Nazaret y sus Iglesias. No me digan que esto es aburrido. 

Lo viejo, que nunca termina de irse, contra lo nuevo que ya se ha vuelto viejo de no saber cómo hacer para que se vaya lo más viejo. Los nacionalismos cabreados -son montones- versus el centralismo dogmático. La diputada canaria -ahora la llaman así- apuntándose todo en su deliciosa agenda ultraperiférica. La gente de abajo y los que, por lo visto, no son gente, arriba; o puede ser al revés. Nadie confía en nadie y los demás tampoco confían en sí mismos. No me digan que no es divertido.

Serios y profundos acuerdos entre los equipos azul y naranja para firmar un matrimonio mixto, super unido, con el objetivo de aguantar más de una semana sin separarse. Equipos rojo y morado peleándose por jugar de extremo izquierdo, sin reparar en que quizás un cambio de actitud les beneficiaría a ambos. Parálisis, desconcierto, incertidumbre, confrontación, bloqueo. Unos tirando de la soga hacia algún lado, lo enemigos necesarios tirando hacia cualquier otro lado, varios curiosos palpando la tensión de la saga a ver si se rompe, y la mayoría pasando olímpicamente de la soga. No me digan que no es fascinante.

El Congreso entero se ha enfundado un gigantesco burkini, para ir a bañarse pero sin mojarse, para esconder su verdadera piel de miradas malintencionadas, para preservar los secretos y las vergüenzas, para cumplir con la obediencia debida. La falta de audacia y de asumir responsabilidades, encadena a nuestros fantasmas del presente, atrapados por el miedo al anunciado fracaso particular y colectivo.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 08/09/2016.


18/8/16

Quemarlo todo

El embrujo milenario del fuego nos recuerda lo que somos. Al impulso conservador de la especie se opone el deseo primitivo de violar el equilibrio social. Destruir nuestro medio natural forma parte de una normalidad practicada durante siglos. Las personas que cometen estos actos de forma intencionada no son especialmente raras, y su conducta responde a una necesidad tan primitiva, como alimentarse.

El deseo inconfesable de aniquilación se suma a una larga lista de pulsiones que nos distinguen de los demás animales. La inteligencia superior, que demuestra su poder consumiendo casi todo lo que nace, crece y muere en este planeta, ensayo probeta del siguiente paso en la evolución.

La búsqueda del caos, del desastre purificador engendrado por las guerras y otras invenciones del hombre, se puede adivinar en la mente de quien comete una trastada de gran alcance. Entretanto, nos enredamos en complejas suposiciones para terminar aliviando la conciencia con respuestas automáticas. Actos terroristas, oscuros intereses de la especulación urbanística, y todo lo que se les ocurra.

Lo cierto es que hace mucho calor, la gente se aburre y, unos cuantos, aprovechan la oportunidad de poner en práctica la ruindad planificada, igual que niños jugando con mecheros o que ciertos importantes líderes locales, provinciales, nacionales o mundiales, insistiendo en quemar lo que ya está muy quemado.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el domingo 18/08/2016.



7/8/16

En el nombre de Ciudadanos


globos-naranjas.jpg (264×264)El apellido Rivera suena a pintor mejicano, amante de una mujer hombre y de los colores vivos. Concretamente, el naranja representa la calidez e invita a la calma, no es demasiado intenso ni agresivo; no es ni el derecho ni el revés; ni frío ni calor, como el comodín que muda de piel si las circunstancias lo aconsejan. Su espíritu camaleónico atrae al mismo tiempo que repele. Ciudadanos, nombre genérico que simboliza la indignación burguesa, es un constructo ideado para situarse un poco a la izquierda y otro poco a la derecha, sin abandonar nunca Eldorado de una moderación centrista. El sesgo del neo nacionalismo español, surgido en la Cataluña del corazón partido, reflejo y detonante de una división histórica, común denominador de conflictos enraizados en las entrañas de la patria nunca querida, salvo cuando aparece el abrazo del entendimiento espontaneo en cualquier bar azaroso. La gastronomía, siendo un idioma universal, debería servir como imagen de marca para la política. Así, el nuevo logotipo de Ciudadanos sería la jugosa foto de unos huevos rotos con chorizo, la potencia del rojo sangre sacrificado entre toda esa destrucción semilíquida.


La única esperanza de los votantes desencantados del PP y del tyrannosaurus Rajoy, va perdiendo el extraño sentido de su existencia, a medida que se suceden las citas electorales. Quisieron tomar la iniciativa, marcar las pautas y los tiempos de las negociaciones, adelantarse a los demás, y todo por esa noble y familiar vocación de cambiar el país, aportando un aire de estabilidad. El líder joven y creíble con look tipo casual pijo, fruta fresca de la transición tranquila, vitamina C para las instituciones, la camisa mecánica bien planchada. La irrupción de una fuerza renovadora, que aseguraría la limpieza en las cloacas negras de todos los colores, que garantizaría la plasmación política de lo que se supone que habría que hacer en el nombre de los representados. 

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El licenciado Albert, feliz candidato a ser un personaje decisivo en el Juego de Tronos, se queda sentado mirando al horizonte esquivo, los músculos tiernos, el pensar inconsciente y una terrible duda sobre la cercanía de la jodida insignificancia.


Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 07/08/2016



4/8/16

Gobierno con mojito

El ataque comenzará en diez minutos. Epéra, vamo a pedí tiempo. Vale, chachi, pero debemo está consentrado. Eto los hasemo por la patria, por er futuro de nuestro hijo. Si, tiene rasó, un mojito a media y fumamo er úrtimo porrito ahí. Así taremo má relajado pal asarto. Toda la unidade tan avisada. Er chat revolusionario ta petado. Eta situació no pue seguí. No tienen derecho a teneno sin gobieno, así como si no pasara ná. Ya ta bien de político que solo miran por los uyo y por lo dello. Tomaremo er podé. Se van a enterá de la vo de la calle. Er pueblo verdadero está jarto ya. Oye, chacho, fuerte calufo hase. Igual podemo echano un bañito ahí, y luego haceno la cuenta atrá. Ños, chacho, toy emocioná.

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Gracias, señor, por Forges (nota para el autor del texto)

Lo' partido no sirve, ni nuevo ni viejo ni su p... madre, eso no no va a solusioná lo' problema. Epera chacho, hay musicona, ni que chiquito ambientaso, fuerte lote, montón de pibone ahí y tar. Ños,  e verdá mano, igual podemo retrasá er rrollo pa má tarde. ¡Chos! Si me oye la piba, mescacha la cabesa. Yo le conté que iba a salí pa la revolusió y se quedó media mosqueá. Fue como una movida así, de gorpe. La nota etaba con mi suegra y lo chiquillo. Lo único que sí me dijo fue a ver a qué hora iba a vorvé, que si ya había quedado otra ve  con lo colega, pa aparesé a la tanta, que mañana hay que levantase temprano pa llevá lo niño par playeto. ¡Ay mi madre! la mía no me dijo ná, etaba ahí con er movi to er rato palicando con lamiga, que iban a quedar y tar. Pero, vamo a ver, ¿lo der ataque no vasé una quedada como la der Pokemon ese de lo cojone? Que va, mano, ta toa la peña metida. Ya verá tú cuando sargamo por el yutube. Lo vamo a cogé deprevenido en plena vacasione. Er gobierno siudadano vallegá. ¡Chacho, pedimo otro mojito y vamo pallá!


Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 04/08/2016


28/7/16

La búsqueda de Pablo Martín

Portada del libro, publicado por M.a.r. Editor
Álvaro Camino se ve a sí mismo embarcado en una búsqueda personal, sin apenas ser consciente de ello. El protagonista, alter ego del autor de "Tal vez Dakar", nos lleva de viaje en una misión comercial a Senegal, para revelarnos la realidad de África, el hipnótico y complejo escenario que se convierte en respuesta a muchas de las preguntas que Álvaro comienza a hacerse. El misterio de una máscara que  no está en venta y su relación con la historia de las vanguardias artísticas europeas de comienzos del siglo XX, sumergen a Álvaro en una aventura vital que saca a la palestra sus contradicciones, a la vez que las del colonialismo francés de un pasado muy presente, modelo explotador y paradigma de un sistema capitalista que reniega de las raíces del hombre, sometiendo a los demás hombres y a la propia naturaleza humana, a un modo de vida artificial.

Pablo Martín Carbajal ha invertido una buena parte de su tiempo en viajar al continente vecino, y su condición de Director General de Relaciones con África del Gobierno de Canarias, le ha servido para afilar la mirada del gran narrador que lleva dentro, muy al estilo de aquellas muñecas rusas con las que nos deleitó en su hábil disección de la condición humana. La reciente publicación de "Tal vez Dakar", consigue plasmar su proyecto literario más ambicioso, arriesgando con una sorprendente fusión entre relato y ficción, documental y ensayo, que recubre con una fina capa de clásico suspense. Pablo nos descubre el alma de África a través de la belleza irracional de su arte, conceptualizando el sentido más profundo del ser primitivo que habita en nuestro interior. Volver al origen, tomar la conciencia de que somos de raza blanca, en una original reflexión sobre las premisas equivocadas que nos han conducido a ciclos históricos marcados por crisis económicas y guerra.

La influencia que ejercieron las reivindicaciones de la teorías de la negritud en el dadaísmo, el surrealismo y el cubismo de Picasso. Las desconocidas y olvidadas civilizaciones africadas. El Imperio de Occidente puesto en tela de juicio por la denuncia de los asimilados como franceses, una construcción ideológicas que salta por los aires en cuanto los intelectuales negros se atreven a  pisar una terraza parisina. El miedo y la incomprensión entre los diferentes, que termina estableciendo un certero paralelismo con nuestra actual situación. Tal vez Dakar es una novela de novelas, capaz de recorrer, investigar, recrear, polemizar y, en definitiva, explorar nuevas vías de comunicación entre culturas. Pablo Martín nos seduce de forma sutil, para que acompañemos a Álvaro en su camino de revisión sobre nuestra forma de concebir la existencia y el éxito individual. Una senda de reconciliación iluminada por artistas, poetas y filósofos, como Sartre.

Cómo decirte, Pablo, que me gustaría ir al cine a ver una película llamada "Tal vez Dakar" y que, al final, cuando se enciendan las luces de la sala, preguntarte si tardarás mucho  tiempo en escribir el guión de la segunda parte.


Artículo publicado en la edición impresa del diario "La Opinión" de Tenerife, el 28/07/2016



26/7/16

www.pánico.org

Hace tiempo, un amigo psicólogo me explicó por qué el miedo es la emoción más poderosa de todas. Para ello me puso un ejemplo: imagínate que nos vamos a vivir juntos tú y yo. Resulta que yo creo mucho en los fantasmas, espíritus y demás y tú, al principio, te ríes de mi, pues lo consideras algo absurdo. Bien, te aseguro que, con el tiempo, y ante mi insistencia, acabarás albergando serias dudas como mínimo, ya que mi emoción, que es irracional y negativa, sembrará un mar de confusión en tu autoconfianza. Las preguntas sin una respuesta nítida, dejan un camino abierto a todo tipo de elucubraciones, hipótesis y supuestos. 


En nuestra sociedad de la información constante, abundan las contradicciones y son demasiadas las dudas que plantean los recientes acontecimientos. Cada vez asoman más investigaciones que ponen en cuestión las versiones oficiales sobre sucesos tan relevantes como el ataque terrorista de Las Torres Gemelas, razonado desde cierto punto de vista, como la justificación que necesitaban para invadir Irak. De ahí en adelante, las teorías basadas en oscuras conspiraciones pergeñadas por las agencias secretas de algunos gobiernos o por grupos de poder, gozan de un considerable número de seguidores. Y es comprensible que esto siga ocurriendo, pues son demasiados los interrogantes tras los últimos atentados perpetrados por los llamados "lobos solitarios". El ISIS aprovecha para adjudicarse las autorías y fortalecer su imagen de marca, pero los expertos no descartan ninguna posibilidad. El golpe de estado en Turquía, si se puede definir así, deja una enorme distancia entre lo que se va sabiendo y el universo de implicaciones que no alcanzamos a descifrar.

La organización del pánico global está cambiando nuestra forma de pensar, al ejercer una gran influencia en la percepción sobre las crecientes amenazas a la seguridad. Ante la avalancha de temores nadie acierta a conocer, a ciencia cierta, el desarrollo de lo que ocurre, sus verdaderos orígenes y múltiples consecuencias. La sensación de incertidumbre nos abruma, una sucesión de golpes que produce aturdimiento y desazón. La manipulación orquestada parece flamear en el interior de relatos analizados y repetidos hasta la saciedad. Cuando un incendio parece controlado u olvidado, aparece otro para no dejarnos salir de este estado de shock permanente. Sufrimos un contagio masivo y postmoderno de una enfermedad tan vieja como el hombre. 

La gestión del miedo a la muerte continúa resultando particularmente beneficiosa para los especialistas en comerciar con el caos.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 26/07/2016.


21/7/16

Nadie sabe nada


Casi todo el mundo daba por hecho el sorpasso de Podemos al PSOE, porque así lo confirmaban todas las encuestas. La opinión publicada daba a entender que la corrupción destruiría al PP y al tyrannosaurus Rajoy. La inmensa mayoría confiaba en que el Brexit no saldría adelante. Seguramente, la poderosa selección francesa ganaría la final de la Eurocopa a los melancólicos futbolistas portugueses.

A pesar de que resuenan campanas ultra nacionalistas en Francia, Holanda, Austria, Hungría y otros países de la Unión Europea, es de esperar que el proyecto común se refuerce. La crisis migratoria se irá suavizando hasta dejar de ser un problema que amenaza con la desintegración de la solidaridad. Los problemas financieros de la banca italiana son una lluvia pasajera y bastará con un leve reajuste para limpiar los balances. Lo más probable es que Donald Trump no consiga ser presidente de EEUU. El ISIS terminará siendo un grupúsculo residual y quedará muy lejos de conseguir la hegemonía del Estado Islámico. Es impensable que tengamos unas terceras elecciones en España, así que habrá gobierno y será bastante estable. Casi seguro que se aplicarán nuevos recortes por el aumento de la deuda y para garantizar el sistema de pensiones, pero no afectarán a la recuperación, casi ni se notarán. Todo indica que el proceso independentista en Cataluña se ralentizará y acabará en punto muerto, gracias a un gran pacto de Estado, vía reformas constitucionales. Es bastante probable que la segunda transición democrática ya esté en marcha, y de hecho hay varios grupos de expertos redactando la nueva Carta Magna.

Al final, hemos sabido que, aunque lo condenen, Messi es totalmente inocente porque no sabía nada, igual que su padre y lo mismo que Cristina de Borbón, Iñaki Urdangarín, Bárcenas, la familia Puyol, Imanol Arias, Almodóvar y un largo etcétera de personas normales que han sufrido campañas de desprestigio sin límite. En general, conocemos perfectamente todo lo que está ocurriendo, pues manejamos muchísima información, lo cual nos permite adelantar acontecimientos y acertar en la práctica totalidad de las ocasiones.

Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 21/07/2016
http://www.laopinion.es/opinion/2016/07/21/nadie/691175.html

14/7/16

La narrativa de Ana Beltrán


Con su última novela, Dime que no es verdad, la autora vuelve a sorprender con un febril arrebato de explosión narrativa. La conmovedora historia de Julia -la adolescente ingenua que se asoma con fuerza a un amor prohibido- es el paradigma de una sociedad encadenada por la ignorancia y el dominio paternalista de los caciques. Los sentimientos que el cura del pueblo pretende cercenar a golpe de sermón dan muestra de un tiempo oscuro y casi olvidado de nuestro pasado reciente. Ana Beltrán nos traslada a una época en blanco y negro, tan llena de carencias como de ilusión por sobrevivir a las penurias, revelándonos una historia basada en hechos reales, pues fue su propia abuela la que la hizo partícipe de los mismos. Esta polifacética artista pinta de colores el mundo de Julia, poniendo el foco en el alma de la protagonista. 
Portada del libro, publicado por Ediciones Idea.

Dime que no es verdad transcurre entre 1936 y 1965, por lo que parte de ella se desarrolla durante la Guerra Civil, el contexto histórico al comienzo de una novela contada a un ritmo cinematográfico. Las luces, cámara y acción son manejadas con maestría por la capacidad descriptiva de alguien que, por haber sido criada en ese entorno opresivo, conoció muy bien las enormes dificultades que afrontaban las mujeres para escapar a las normas establecidas. En el fondo, la protagonista representa una Canarias analfabeta, víctima de sus propios miedos y complejos, cuyos rasgos podemos encontrar aún hoy en día si nos detenemos a observar las costumbres que perviven en el medio rural.
Rica en diálogos y escenas palpitantes, propias del costumbrismo romántico, la novela despliega su trama a lo largo de 343 páginas, que nos retrotraen a pasiones humanas que nunca dejarán de estar de actualidad, pues a pesar del desarrollismo, el boom turístico y el aumento demográfico, las luchas más íntimas y desconocidas continúan librándose en nuestro interior. Si quieren conocer algo más sobre la naturaleza humana, disfruten de esta lectura pausada durante el verano. Aquella Canarias que le transmitieron a Ana Beltrán, y que en buena parte vivió, tiene mucho que enseñarnos.

Artículo publicado en la edición digital del diario "La Opinión" de Tenerife, el 14/07/2016
http://www.laopinion.es/opinion/2016/07/14/narrativa-ana-beltran/689352.html

7/7/16

Podemos envejece

Tú eres viejoven. El término, llevado a los altares del universo youtube por Ojete Calor -máximos exponentes del subnopop nacional- encuentra su analogía política en Podemos. El grupo de profesores universitarios e intelectuales sin experiencia en la política activa, que amenazaban con patear el tablero y tomar el cielo por asalto. Casi nadie los tomaba en serio, sino más bien con el desdén de los adultos hacia el adolescente rebelde que pone la música a toda leche en su habitación, como síntoma de enfado con un mundo que no le gusta. Pero contra todo pronóstico, el joven inmaduro anticapitalista comienza a liarla en las redes, sabe usarlas bien, y conecta con la indignación que hibernaba tras el 15-M. Sin apenas presupuesto, el muchacho se niega a pedir dinero a sus padres, porque quiere infectar el sistema, entrando por la puerta trasera, y reventarlo desde dentro. De repente, los mayores empiezan a preocuparse. Parece que este chico va en serio. No sabe lo que hace. Se desmoronará pronto y acabará largándose con los colegas, a ahogar sus ideales en unas cuantas litronas.
Los círculos aumentan y el virus se extiende por todo el territorio. El joven se siente cada vez más fuerte, a medida que rompe todos los récords de velocidad en armar una alternativa de gobierno. A los mayores les entra miedo, sospechan de sus vínculos con otros jóvenes locos que mal gobiernan Venezuela a base de populismo. Se avecina el caos. Hay que recurrir a los antiguos. Éstos nos hunden. El país catalán, el vasco. Igual que en Escocia. El adolescente está subido a la parra de la gloria y se permite el lujo de reventar un posible gobierno del PSOE y unos meses más tarde, variar su discurso tres veces en un mismo día. Desayuna siendo neocomunista 4.0, almuerza dejando a un lado el referéndum soberanista y disfruta de una opípara cena como si fuera un consumado socialdemócrata. En medio de una juerga, su magnetismo atrae a los jóvenes de Izquierda Unida, que ven en esa conjugación la fuerza arrolladora que los lanzará al estrellato, a costa del hundimiento del socialismo de la transición.
Oh! Algo extraño ha ocurrido. El joven se levanta con resaca, sale de la habitación y recorre a tientas el oscuro pasillo que le lleva hasta el baño. Enciende la luz y, al ver su cara en el espejo, se queda petrificado. Sus ojos se niegan a aceptar la realidad. Las arrugas surcan la frente llena de granos. Le ha salido algo de tripa y la musculatura flojea. De fondo suena la hilarante matraquilla del subnopop. Tú eres viejoven.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 07/07/2016
http://www.laopinion.es/opinion/2016/07/07/envejece/687468.html

30/6/16

Tenerifexit

Aquí abajo, en el apasionante sur de Tenerife, los ingleses de clase trabajadora siguen manteniendo sus costumbres como si nada. La dieta básica no ha cambiado ni un ápice, así que la abundante ingesta diaria de grasas y cerveza goza de una inmejorable salud. La obesidad campa a sus anchas entre hamacas con olor a protección solar barata y vasos de plástico que parecieran tener vida propia. El territorio guiri se rige por códigos no escritos el que, ellos y ellas, cumplirán rigurosamente el plan por el que han pagado. En sus mentes abotargadas, apenas circulan ideas molestas que les impidan disfrutar de las comodidades implícitas en la práctica de algo tan aconsejable como dejar de pensar. De hecho, la felicidad puede caber en un paquete vacacional, sin más contratiempos que los derivados de las temeridades y los excesos.

Sin embargo, ocurre que, el estado natural de las cosas británicas ha cambiado o, más bien, vuelve a lo que ha sido siempre. En definitiva, la condición de isleño -esto lo conocemos bien- y por más que la ínsula sea tan grande como Gran Bretaña, acaba forjando un singular carácter que abusa de visiones simplistas sobre lo complejo. Los habitantes de un terruño aislado del continente, tienden a encerrarse en sí mismos y reaccionan frente a cualquier amenaza, generando un rechazo visceral inmediato antes de ni siquiera tratar de analizarla. El miedo a la pérdida de la identidad nacional y la indignación ante las políticas económicas que han normalizado la precarización laboral, actúan como vectores que impulsan la tentación de regresar a un pasado supuestamente mejor, con la mezcla de sentimientos bien fraguada  por líderes frikis, carpetovetónicos, cuyo ascenso comienza en la lógica y acaba en el poder.

Pero observemos de  nuevo a nuestros visitantes protagonistas, apurando sus últimos días a miles de kilómetros del frío y rutinario gris, gracias a las bondades de una libra fuerte. Entonces imaginemos que, por casualidad, averiguan lo difícil que les va a resultar venir otra vez, por culpa de terrores posmodernos, como la odiosa devaluación de la moneda, los recortes asesinos o la misteriosa volatilidad de los mercados financieros. Pensemos en la frustración de esos futuros ex europeos, clasificados como no comunitarios, sin derechos, que no podrán seguir las recomendaciones médicas y volar hasta nuestro paraíso soñado. Acto seguido organicemos un referéndum, invitándolos a opinar. Seguramente obtendríamos un gran resultado, con una mayoría aplastante a favor del Tenerifexit, consagrada como la mejor vía de salida para desbloquear la situación, olvidar los platos rotos y llenarse la vida de buenos deseos con huevos y beicon.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 30/06/2016.