28/12/17

El proyecto Canarias

No creo en el proyecto España, o al menos no en lo que se respira a ambos lados de la fractura psicológica que nos aleja del entendimiento. El régimen bipartidista sufre las consecuencias de una profunda crisis global -cambien crisis por transformación-, la desconfianza en la arquitectura institucional y el derrumbamiento de una izquierda incapaz de plasmar un discurso alternativo. La conllevancia, que decía Ortega, es hoy un llamamiento que valdría para diseñar un nuevo pacto de país diverso, que prescinda de condiciones previas. Nuestra enfermedad es crónica, pero los usos y costumbres de la política ahondan el problema porque utilizan la ideología como un pretexto y hacen del oportunismo la triste virtud que absorbe votos alrededor de liderazgos inconsistentes. Los nietos de la democracia heredan el reto de soportarnos sin destrozarnos, bajo la furia de nacionalismos que cumplirán su amenaza cíclica en el viejo continente. Nuestra sociedad bracea en aguas extrañas, víctima de emociones contradictorias, ante el episodio traumático que supone el vernos convertidos en ciudadanos de la patria Google. En esta mutación de nuestra identidad radica el cambio de paradigma: los discursos suenan huecos, los relatos de vencedores y vencidos son un vacío carente de significado, el juego político es una multiplicación de incongruencias superficiales, sin contenido, a eliminar del big data

En el caso de Canarias, haríamos bien en hacer nuestra la sentencia de Angela Merkel, cuando dijo que Europa debería buscar su propio futuro. El mérito de exteriorizar la imagen turística de nuestro singular exotismo, debería servir de palanca para dar un paso más allá. La superación del complejo de inferioridad que condiciona al isleño, es la rampa de lanzamiento para crecer en autoestima, redactar nuestra extrema dependencia y generar alabanzas, que nos permitan ganar voz propia y encajar los conflictos que van a modificar de forma drástica, los modelos de convivencia en el siglo XXI.

Artículo publicado el en diario La Opinión de Tenerife el 28/12/2017









22/12/17

Navidad equivocada

En catálogo de general de irrealidades, el fenómeno navideño merece un capítulo aparte. La celebración que recuerda el nacimiento de nuestro salvador en un humilde pesebre -Jesuscristo y los Reyes Magos son la réplica exacta del simbolismo utilizado por todas las religiones para definir al hijo de Dios Sol, luz que anuncia el comienzo de una nueva era, seguido de tres estrellas desde el Oriente- ha sido fagocitada por la sociedad de consumo.

Lo cierto es que la fe inquebrantable es un misterio que llama a millones de personas a acudir en tropel a los centros comerciales. Quizás no haya un mañana que valga la pena si se trata de escuchar los mismos villancicos rayando el tímpano  hasta la exasperación, o a lo mejor es que ya nos hemos vuelto locos y los que aún conservan la cordura, peor para ellos, porque no se adaptarán nunca a la idea de competir por algo tan subjetivo como la felicidad de los regalos.

Aquellos que no hayan eructado los embostes vaporosos en comidas de empresa, cenas de amigos o en la tragicomedia familiar de Nochebuena, no conocerán las mieles de una larga y amarga resaca. Bienaventuradas sean las gentes que sufren de soledad severa en esta blanquísima inconsciencia colectiva, y bienaventurados los elegidos por esa cruel autocomplacencia que llaman solidaridad.

Se nos despierta el espíritu navideño -nadie sabe a ciencia cierta por qué ocurre- y mutamos en cañones que disparan felicitaciones a discreción. Aquel que se halle libre de pecado, que tire la primera piedra, así que no seré yo quien use el látigo para hostigarles con lo de que la Navidad es una equivocación. Solo les pediría que, cuando enciendan las luces del árbol, piensen despacio en cómo se van a comportar consigo mismos y con el prójimo, el resto del tiempo que no es Navidad.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 22/12/2017

7/12/17

Seres de piedra

Ser una piedra es haber alcanzado un estadio superior de la evolución. La superposición de capas protectoras alrededor del corazón sabio como ejemplo de aprendizaje para las formas en constante movimiento. El mérito sólido que aporta una piel lisa y joven, lanzada sobre la superficie del agua impredecible, o la rugosa hendidura de la madurez que cicatriza entre dunas nómadas.

Las rocas son el peso de la historia que observa la derrota de los organismos en su trágico destino. Inmóviles, solo ceden cuando la base se cansa de sostener una presencia de siglos, para terminar cayendo en la ceremonia del aplastamiento, con la paz serena de los que no esperan nada de la vida. Solo callar, inteligencia de los sentidos adiestrados en el arte de la espera, frente a las ideologías y otras modas pasajeras. Despreciar este absurdo vocacional del presente dictador, para no generar juicios de valor ni subjetividades orgullosas de su vulgar raciocinio.

Un ladrillo es mejor cosa que cualquier animal humano, por más que nos interese la altura monetaria a la que es capaz de sucumbir. Mágicos dólmenes, una lápida de mármol, acaso el misterio triangular de las pirámides egipcias, o las columnas que soportan tareas titánicas en catedrales y palacios, materiales que sobreviven a la curiosidad de la mente que las imaginó y a la mano trabajadora que fue su esclava.

La carne se pudre, el hueso termina desintegrado en polvo que arrastra un aire azaroso, pero la piedra resiste, a pesar de la erosión, del cincel del artesano que la esculpe y descubre su alma. El fuego del volcán arroja pasión incandescente que, tras enfriarse, deja petrificado lo efímero del poder.

En minas y canteras reside el sustrato de lo que somos, bellas estatuas de sal que se quedaron explicando el pasado, como imponentes monolitos futuros.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 07/12/2017

2/11/17

Gobierno Friki

Los frikis gobernarán el mundo. La frase no es inocente ni desencaminada. Frente a la existencia de estados que tratan de imponer su ordenamiento jurídico, disponemos de realidades alternativas que operan en los agujeros de la legalidad vigente. En la existencia virtual podemos crear un avatar de nosotros mismos y elegir el tipo de vida que deseamos, cambiar todo lo que se nos antoje en cualquier momento. Ese otro yo que experimenta la felicidad sin paliativos mientras interactúa con un entorno diseñado a placer. El poder del individuo consiste en apretar el botón que gestiona el juego de la vida, solo nos basta con personalizar las necesidades -lo que me gusta o rechazo- a nuestro perfil de usuario. Esto nos plantea una disyuntiva entre el actual sistema alienante, dominado por agentes económicos que utilizan los medios informativos y el marketing contra todo lo que somos capaces de construir desde una rebeldía subterránea. Y es que nada de lo que ocurre es fruto de la casualidad, ni siquiera los intentos pueriles de meternos en la cabeza ideas del pasado que hablan de repúblicas, monarquías constitucionales y democracias modernas. Son tendencias idénticas, aunque pretendan manifestarse como diferentes, porque tienen el objetivo común de tomar el control de los organismos políticos y educativos, para someternos al contrato gobierno-ciudadano. Nuestra sociedad está amenazada por estos actores del bien y del mal, marionetas desfasadas que provocan el aumento de la brecha social. La bolsa de precarizados agranda la distancia galáctica con una minoría elitista, favorecida por la globalización financiera, lo que facilita la apelación a las vías extremas. Las guerras sirven como antídoto eficaz ante los bloqueos de convivencia, pero si un grupo de frikis decide intervenir, nos encontraríamos con un modelo irreverente, un nuevo paradigma que daría sentido al sinsentido que acostumbramos comprar.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 02/11/2017


26/10/17

Extraños en el escaparate

"la tercera vía" El grafiti de TvBoy frente al Palau de la Generalitat (Foto: diario ABC)
Alguien los puso ahí. Juntos el tiempo necesario antes de que sean retirados. No se miran, apenas se conocen, las pocas palabras que llegan son transmitidas por la clientela, que opina y discute sobre el uno y el otro. Que si es más alto o más bajo, que si los visten de aquella forma, que la mirada dice una cosa y el gesto demuestra lo contrario. Los comparan y se comparan, los miran y los admiran, a veces los odian desde la antipatía o desde una rabiosa envidia. Algunos quieren al uno más que al otro, incluso hay clientes que desearían verlos muertos, o encerrados para siempre en un trastero oscuro. Hay quien habla de hornos incineradores para cuando pase su momento de gloria, si dan la orden de que los desguacen, salvo en el caso de que sirvan como floreros. Uno hace pensar más en el dinero y el otro en la cultura, aunque esto comienza a confundirse, por la cantidad de clientes insatisfechos que no saben a qué atenerse. Todos quieren vivir bien, también soñar, tener ideas geniales, ganar fama y prestigio, seguir la línea que zigzaguea entre uno y otro. A veces, los clientes sienten que en realidad son más parecidos de lo que se imaginaban. al final acabarán los dos en el mismo sitio, quizás abrazados y entendiéndose de un modo profundo y sincero, algo imposible por tenerlo prohibido mientras se encontraban expuestos a la luz de los focos. Su piel es la misma piel, su existencia dudosa y la capacidad de liderazgo cuestionable, viendo a los equipos que los rodean frecuentemente recolocándolos, moviéndolos aquí o allá, acercándolos o alejándolos según el efecto deseado, cambiando el decorado dependiendo de la estación del año y de las necesidades egoístas de la clientela. Extraños en una soledad compartida y recíproca.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 26/10/2017.



19/10/17

Paisaje desde el asombro

Tomo prestado el título de una canción de Vetusta Morla, Maldita dulzura la tuya, la mía, la nuestra. Y el tiempo, que parecía estar del lado de la verdad, la justicia y la paz, asoma su reverso tenebroso, pues nunca olvida volvernos a los unos contra los otros. Desde que tengo uso de razón, he visto progresar al país de mi infancia en todos los ámbitos. La imagen de la tele en blanco y negro, se me antoja el recuerdo de una sociedad cuya ilusión desbordaba a la ignorancia y al miedo latentes. El aire olía a libertad recién estrenada, al novedoso puesto de perros calientes que abrieron en mi calle, a las prendas Nike y al paulatino aumento de la cantidad de basuras amontonadas en las esquinas. Estaba todo por construir, avanzábamos, llegó el fenómeno turístico y nuestra mirada descubrió lenguajes diferentes, obligándonos a cambiar sin ser muy conscientes de lo que ocurría. Crecía la clase media y la estatura de los hijos de la democracia. Conocimos el exterior de nuestra provincia, viajamos, la alimentación se convirtió en algo que tenía que ver con algo más que la mera supervivencia. Nos acomodamos, creímos que las burbujas nos harían ricos para siempre, pero el mundo seguía girando alrededor de la soledad que los isleños llevamos dentro, frágiles piezas separadas del continente madre. Y las distancias psicológicas disminuyeron, para enfrentarnos al proceso que globaliza las crisis económicas, ambientales, migratorias, sanitarias, morales. Nuestra roca canaria está geolocalizada y mientras continuamos luchando por superar nuestros complejos, llega la maldita dulzura de este tiempo enrarecido, que modela sombras en una cámara que rueda hacia atrás, atropellado por la revolución tecnológica. Y nada de lo que ofrecen las multinacionales del placer nos saca del asombro, a la espera de supermanes frescos, tras la nostalgia del siglo que nos abandonó en la extrañeza de este paisaje. Mío, tuyo, nuestro.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 19/10/2017.


12/10/17

Post Spain

Lo que más me sorprende del desafío independentista es que haya conseguido movilizar a tantos aburridos consumidores de la nada pasajera que llamamos democracia. Esta reafirmación de la identidad, este cierre de filas en torno a la unidad de una nación plural, marca un hito histórico que debemos agradecer al proyecto secesionista, cuyo impulso final propició Artur Mas, cuando se dio cuenta de que la ferocidad de la crisis y el 15-M viraban Catalunya hacia la izquierda. La antigua Convergencia, terminó abrazando a Esquerra y a la CUP, en una maniobra de simple supervivencia política. Pero en la vida ocurre que nuestras acciones no solo cambian el presente, sino que también son capaces de alterar el incierto futuro. Y llegados a este punto asistimos, perplejos, al inicio de una nueva transición política y social en una España necesitada de regeneración. La débil recuperación económica, la deuda que aumenta, el previsible ajuste en el sistema de pensiones, el paro estructural a pesar de la burbuja turística, y la corrupción sistémica que actúa como la savia, desde las raíces hasta la última rama de nuestro árbol genealógico, son el magma incandescente que transcurre bajo el artificio de la revuelta civil. En las redes se cruzan insultos con monólogos, y en las familias se enfadan los que están muy a favor con los que están demasiado en contra, mientras la equidistante bandera blanca trata de ganar influencia. La cercanía de sabernos a punto de caer al abismo, obedece más a deducciones ofrecidas en bandeja por la lógica de los acontecimientos, que a una reflexión sosegada sobre la exagerada manipulación a la que estamos sometidos. La emoción colectiva tele dirigida que porta banderas, es el fantasma de un Estado que prefiere trasladar su miedo a los ciudadanos en vez de atreverse a superar el franquismo sociológico y construir una disruptiva e inaplazable post Spain.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 12/10/2107.




7/10/17

Revolución

La épica del relato independentista ha obtenido una importante victoria moral sobre la legalidad constitucional. La potencia de las imágenes con la policía rompiendo cristales y puertas de colegios, requisando urnas y golpeando a civiles en actitud de resistencia pasiva, le ha dado la vuelta a una tortilla que parecía española. La escenificación del éxito cívico y la valentía demostrada a pesar de la vergüenza del gobierno en la abarrotada sala de prensa "internacional", remataba la jornada histórica del 1-O. Paso a paso, la ruta anunciada del secesionismo se ha ido cumpliendo, siempre por delante de la iniciativa de un Rajoy que siempre juega a verlas venir. Su empecinamiento en no reconocer el problema y tratar de gestionarlo nos va a costar muy caro a todos. Lo que está ocurriendo en Cataluña se llama revolución política y social, que no tendrá las mínimas garantías democráticas, que no reparará en lo que piensa la mitad de su población, que será insuficiente, ilegal, clandestina, autoritaria, demagógica; características y atributos de toda revolución que se precie.

Aristóteles dijo que pensamos lo que sentimos. Esta visceralidad tan nuestra ha provocado que la reacción tardía y desmedida del gobierno español, haya conseguido catapultar la emoción nacionalista, incluso entre muchos de los que, a priori, estaban en contra del referéndum. 

Y ahora entrarán en escena otros actores con no poca influencia: comunidad europea, mercados financieros, empresas del IBEX 35, multinacionales, agencias de calificación, aumentando la presión para evitar que nuestro querido sistema económico sufra y lastre el consumo.

Tras el triste domingo otoñal, a la madre España, ensimismada y colérica, se le caen las hojas arrastradas por un viento inusitado. El mastodóntico Estado parece reducido al tamaño de una pulga, que salta nerviosa sobre los vellos erizados de un caballo llamado cambio.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 05/10/2017


28/9/17

Circo sin medida


Bienvenidos al circo sin medida, donde nada es lo que nada parece. Pasen y vean el desfile militar de espejos al revés, tenemos prohibido que alguien pueda verse reflejado. Insólita maravilla de trapecistas y sus evoluciones en el suelo anti resbaladizo, con la red bien alta y el peligro constante de caer abruptamente sobre ellos embrollo de piruetas eternas.

Lloren desconsolados con nuestros originales payasos pingüinos de negro y maletín, no los miren a los ojos o acabarán seducidos por el embrujo de la risa nerviosa. Y el espectacular número de leones disecados, vestidos de domador, con el látigo entre las fauces, en amenazante postura, siempre en busca de alguna presa domesticable. Prepárense para recibir a los hombre bala, disparando cañones en forma de panes tiernos, que saciarán su hambre perpetua de emociones nuevas.

Sigan el show del conejo Plim capaz de sacar al mago de la chistera, mientras lanza palomas de la paz como cuchillos afilados que esquivan la cabeza de un unicornio voluntario. Equilibristas, héroes del desequilibrio, doblan barras empozoñadas retando a los forzudos a luchar por conseguir besar a la mujer afeitada, que ondea una bandera en el centro del remolino de fuego. Bandera blanca, epílogo de todas las banderas.

El maestro de ceremonias es un anciano con cara de anciano, siempre en medio de las alocadas disputas entre trampolines al éxito y pianos fracasados. Lo mejor vendrá cuando se apaguen las luces y obliguemos al público a imaginar la sorpresa que les deparamos. Entonces llega nuestra pequeña revolución, la carpa desaparece y quedan desprotegidos a cielo abierto. Se divisan estrellas formando palabras y signos ininteligibles. Deleite de desilusiones y conjeturas por descifrar lo desconocido. Hasta que un megáfono colgante habla. Y traduce. Abran los ojos. No tengan miedo. Somos el circo sin medida, hemos venido para avisarles de que, ustedes, odioso público, son la medida de todos los circos.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 28/09/2017


23/9/17

Vencedores y vencidos

A estas alturas de la película, seguimos viviendo en la falsa dicotomía ganadores/perdedores. Y esto lo aprendemos desde la educación infantil, en la que se enseña a los niños el significado de la competitividad. Si eres menos, todos te verán como un fracasado, un perdedor de la vida. Y tú mismo te lo acabas creyendo. Entonces, tratas de ganarle a alguien, de ser mejor, de tener razón o que la mayoría de los fuertes te la den. Si lo consigues, habrás conseguido ser uno de ellos, y obtendrás derecho de participación en el orgasmo de unos cuantos elegidos. Obtener el reconocimiento de los demás equivale a sentirte bien, aunque detrás de esa máscara triunfante se oculten desgracias y vergüenzas inconfesables. Por eso, los raros, los que no encajan, los que disienten, sufren el desprecio de los que, en el fondo, les temen.

A menudo, la valentía no está del lado de los vencedores, ni siquiera el lenguaje asumido que condiciona nuestro modo de pensar permite considerar alternativas. En democracia, la legalidad no funciona siempre del mismo modo y el sistema judicial dista mucho de ser independiente. Aun así, continúa nuestra sumisión a ideas preconcebidas, el dulce conformismo.

El ascenso de totalitarismos bañados en la emoción de lo colectivo se refleja en las posiciones radicales y excluyentes que abarrotan las redes sociales. Ellos o nosotros. Blanco o negro. Victoria o derrota. El amplio abanico de tonalidades grises retrocede, e incluso el arco iris aparece teñido de un cierto halo de obligatoriedad. la expresión de una pretendida superioridad moral sobre los que opinan diferentes es la constante en cualquier debate.

En el pasado reciente, hicieron falta millones de muertos para que las mesas de diálogo y reconciliación cobrasen un nuevo protagonismo. Nunca nos diseñaron para ser libres, solo sabemos amar y odiar.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 21/09/2017.

14/9/17

Sonrían

El rastro de las sombras que perseguimos es la cuenta atrás en el teatro negro del Armagedon. y si el aleteo de una mariposa equivale a una explosión nuclear de celos, podemos estar tranquilos, que ya la naturaleza pondrá las cosas en su sitio. En el mismo lugar donde todo comenzó, podría ser África, el continente raíz, origen y misterio de la noria civilizatoria. Nuestro sudor es el mismo sudor del antepasado que dejó de ser primate para ser el primero de la clase. Absurdo y maravilloso aquelarre de fantasías grandilocuentes que nos ha traído hasta esta esquina de la historia. Y bueno, hay que decirlo: las máquinas serán mejores que nosotros y esperan, como solo sabe esperar una máquina, para terminar de agarrar el testigo y correr. Ahora más que nunca deberíamos empeñarnos en sentirnos alegres, sabedores de nuestra individualidad manifiestamente saludable. Porque de amenazadoras guillotinas globales vamos demasiado servidos, dicho sea sin menospreciar las ansias legítimas de nacional populismos que ponen de luto las democracias.

Compuesta y sin novio se queda la estatua de la libertad, violada y torturada, no importa el orden ni el concierto de naciones con el pulso débil, pues falta ilusión por recuperar el sentido de aquellas cosas en las que creíamos. La precariedad no resiste comparación con el glamour de la desigualdad de antes. Antes había clases, teníamos algo por lo que luchar, había natalidad y no había tanto perro para acompañar el vacío de la soledad digital. Antes, nos descojonábamos con vulgaridades, espontáneos, y no nos tomábamos tan en serio la seriedad del humor inteligente que ha invadido todos los monólogos. Ya solo nos quedan el Sálvame y el Salvados, pues aquí se trata de salvarnos como sea, y el arrebato de pasión bien pagado de la Esteban, es tan nuestro como el agudo periodismo de el Évole. Sonrían, please.


Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 14/09/2017.

7/9/17

Pocoyo y el mur mur de Putin

Portada revista Der Spiegel Nº 17 (22/04/2017)
Al Pocoyo norcoreano le han regalado juguetes nuevos que muestra después de armarlos, con una feliz sonrisa dibujada en esos ojos de niño grandote y comilón. Al otro lado de la tela sin araña, Donald, un pato con trompa de elefante que oculta en su ser interior al ratoncillo inseguro que duda, asustado, porque no sabe si el queso tiene trampa y la alternativa de mantenerse escondido en su agujerito de oro, le hace parecer un cobarde. Y los desvelos de Donald no encuentran consuelo, cuando sus orejitas diminutas escuchan los pasos aterciopelados del gato Putin. Ya viene, ya se acerca otra vez adivinando el miedo ratonil. En ruso, murmur significa ronroneo, el sonido de placer que despliega el cazador de instinto felino, estirándose de puro gozo, ante la inminencia del premio a su paciente astucia. En las fiestas del palacio rojo, gatas profesionales exhiben el arte del cortejo frío, calculado, hasta encontrar el momento oportuno de sacar las uñas a relucir, para extraerle todo el jugo a la víctima. Es la escuela del animal silencioso, que sabe mantener las distancias con su amigo competidor, el dragón chino. Ambos se disputan el control de la tela sin araña. Ahí van cayendo, despistados, mosquitos y otros insectos de rango menor, atrapados en el juego de estrategias e intereses. En el país de Pocoyo, nada ocurre sin la mediación de del amor declarado al sistema. Los huevos sorpresa que preparan, causarán asombro en el mundo de Donald, que empieza a ver quesos bomba por todas partes. Pero la sombra que ronronea, como solo saben hacerlo  los conocedores del murmur, es la reina que teje más tela sin araña, atando conveniencias y manipulando voluntades enemigas. Y Europa ya lo sabe, ese viejo y cansado lobo europeo, cada vez más solitario y menos lobo.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 07/09/2017


31/8/17

Farsantes

La farsa que se vive en Cataluña es el resultado de una redundante esclerosis política. Los muertos significan bien poco cuando el trasunto de la independencia llama a rebato. Los periódicos habrán amarilleado y la ceremonia de la perplejidad aun seguirá consumiendo las entrañas de un país roto. Y quien dice país, dice la gente de a pie, la que transita de puntillas sobre los restos con olor a azufre que dejan los usurpadores de turno. La nacionalidad con aires de grandeza tiene un serio problema de identidad, cuando la globalización estalla en las ramblas sin preocuparse de llamar a la puerta. El proceso secesionista es la desesperada salida al pantano de corrupción que anega las instituciones en Cataluña, muy en consonancia con las corruptelas del estado español, grotescamente camufladas con advertencias teñidas de trasnochado patriotismo. El fracaso de la democracia es el de la pérdida de una idea de progreso, en virtud de ansias pueriles, desde el pelotazo urbanístico hasta la cultura endogámica. Si rescatamos al Quijote y lo situamos en la época actual, su lanza solitaria sin más compañía que la del fiel Sancho, necesitaría un ejército de intocables para deshacer tanto entuerto de mediáticos fanatismos. Independizarse de qué y de quién, si millones de turistas llegan reclamando su hueco de gloria, su yo estuve aquí y pisé suelo que en realidad es de todos y de nadie, por mucho que se repitan de corrido y sin abrir los ojos, viejas letanías e inquebrantables dogmas de fe. Romper con qué y con quién, mientras el cambio climático amenaza con asombrarnos ante nuestra propia necedad. Aislar de qué y de quién en este planeta internet que hace tabla rasa de todas las utopías.

Nuestra sociedad zombie se deja convencer por farsantes olvidando que negar al otro es negarse a uno mismo.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 31/08/2017.

24/8/17

Lo que hay detrás

Viñeta de Mafalda. Autor: Quino.

Nuestra sociedad está amenazada. Los medios de manipulación masiva extienden el miedo, la emoción más poderosa, en aras de su propia supervivencia, sirviendo de forma tácita a intereses opacos que nos sacan mucha ventaja. Para los que pensábamos que el bienestar y los valores -digamos- europeos, eran un maná inagotable y que lo normal sería vivir siempre en democracia, sin sangre molesta salpicando nuestra calle, se nos está cayendo disneylandia a trozos. No habíamos reparado en que este período de paz y prosperidad llegó precedido de dos guerras mundiales y que, lo habitual entre las tribus, es pelear hasta matarse, para luego negociar acuerdos con el objetivo de ganar tiempo preparando la siguiente confrontación. Claro que el modelo consumista que adoramos nos tiene bastante ocupados comprando todo lo que nos venden. Últimamente, el miedo a que alguien descubra errores no previstos en las ficciones oficiales, se combate con una expresión de pánico aún mayor: la terrible verdad. Si alguien se acuerda de su significado, que se levante para ser inmediatamente identificado como elemento subversivo y muy peligroso para el orden social. El control total del individuo es lo que se mueve entre bambalinas, bien orquestado y por nuestra propia seguridad. A lo mejor nos falta perspectiva sobre los hechos y nos creemos que solo se trata de que si en catalán o en español, que si el joven monstruo fugitivo y marroquí, que si el imán de la célula terrorista, que si las declaraciones institucionales y los boatos solemnes. Por encima y por debajo de estos relatos que explican la realidad, se ocultan interpretaciones que no aparecen en escena. Crear un estado momentáneo de caos, con un puñado de inocentes asesinados en virtud del funesto azar, provocan un shock que actúa con la lógica de una perfecta justificación para atentar contra lo que queda de nuestra decrépita libertad. Un negocio a varias bandas que garantiza excelentes resultados.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 24/08/2017.


17/8/17

Pobres microalgas

Que sean la señal de un capitalismo que agoniza, podría resultar exagerado. Al fin y al cabo, cualquier organismo vivo aspira a ser algo, a crecer y propagarse como una plaga con el necesario grado de ambición. Sucede con los actores y también como algunos políticos que quieren superarse a sí mismos, viendo su imagen replicada mientras se despachan con simplezas ante preguntas complejas. Y, llegados al momento de las contradicciones flotando en nuestras amadas costas, todas las pormenorizadas explicaciones de variopintos expertos en la materia, no son suficientes, ni siquiera creíbles, para sofocar el mosqueo ignorante de la gente. Que sean una metáfora de la contracultura convertida en marca, en canción de verano o en disfraz murguero para los próximos carnavales, podría parecer demasiado.

Fotografía publicada en el diario La Opinión de Tenerife, el 27/07/2017

Las modas, igual de los discursos elegantes, dejan su residuo tóxico en quienes se creen que los problemas van a desaparecer porque ya pasará, ya se arreglará; ya alguien se estará ocupando de ello. No estamos acostumbrados a preguntarnos por lo que sucede en el mar que, casualmente, nos rodea, el mar que sostiene nuestro ecosistema turístico, el mar sin el que no existiríamos.

Y, de repente, nos damos cuenta de que lo del cambio climático va a ser verdad, que la temperatura del agua está aumentando, que la floración de especies invasoras confirma el lento proceso de tropicalización en Canarias. Que, sea por la limpieza de las plataformas petrolíferas, que si los vertidos de ayuntamientos irresponsables que son de otro partido, que si el gobierno negando con micmroentiras una asquerosa macroverdad, que si la oposición aprovechando para hacerlos trabajar en vacaciones, podría considerarme desconsiderado.

Pero, ¿qué culpa tendrán las microalgas, si lo único que desean es alimentarse, ocupar cada vez más espacio, defenderse de sus enemigos y eliminar a los competidores?. ¡Pobres!.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 17/08/2017


10/8/17

Las fronteras no existen

En el artículo España no existe, publicado en El País, Víctor Lapuente reflexiona sobre la discutible unidad de las instituciones del Estado, en una democracia sometida a fuertes tensiones, y su relación de correspondencia con la misma inexistencia de homogeneidad en las fuerzas que convergen en Cata y Luña, país dividido en dos partes que, a su vez, se subdividen en muchas otras. Este fenómeno de fragmentación que impregna a poderes y antipoderes cada vez menos reconocibles, y la dispersión creciente entre actores sociales y políticos, se traduce en la despreocupación generalizada que arroja la última encuesta acerca del desafío independentista junto a la desconocida, y sin embargo ya familiar, plurinacionalidad. 

Es asombrosa la capacidad de nuestra sociedad para absorber e integrar las disrupciones, los colosales pulsos heredados de ideas anticuadas, o cualquier otra lanza en el costado de la historia.Y, entre el puntual batiburrillo afectado de dudosa existencia, aparece la foto del penúltimo asalto de inmigrantes subsaharianos en la frontera de Melilla. Se cuentan por millones los que quieren entrar, como sea, en nuestro mundo inexistente, seres que proceden del hambre perpetua, sin fisuras ni paliativos. Las guerras y la corrupción son el pan de cada día en las vidas sometidas a dictaduras sangrientas, mucho más sólidas que nuestra ración diaria de pamplinas crepusculares. Pero las buenas noticias, como apunta Lapuente, son que la elasticidad necesaria para acordar y deformar acuerdos, es más fácil entre grupos disgregados y heterogéneos, que entre bloques fuertemente cohesionados. 

De ahí la cualidad implícita en aquello cuya razón de existir entra y sale de crisis internas continuamente, del intercambio frenético al que nos empuja la globalización, de la caída de cotidianos modelos abocados a la inexistencia, de la lenta y clandestina desaparición de fronteras que solo existen en nuestra imaginación

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 10/08/2017


4/8/17

La vida en una nube


A veces sueño que vivo en una nube, mecido por escalones de niebla que se disipan para volver a cerrarse sobre sí mismos. En las alturas, me asomo al batir de las olas que rompen allá abajo y vierten su caudal de humedad desde muy arriba, atravesando entre jirones acuosos el silencio de esta naturaleza volcánica. En la penumbra, escucho el tic tac del cuco marcando horas descompuestas en minutos y segundos, iguales pero distintos al tiempo del día que murió y que anda vagando a la espera del reencuentro. Regreso a la nube y veo despegar aquel satélite soviético, el Sputnik, ascendiendo veloz dentro de un vaso de ron con hielo. En lo profundo de mi interior, surge el sonido acompasado de la percusión y un pianista que baila, jugando a improvisar saltos y piruetas sin más limite que el de la nubosa imaginación. Fuera, la luna sigue los pasos a la noche joven que camina deprisa, ignorando a la nube vigilante transformada en una playa de arena nueva, negra y muda como la noche recubierta de pisadas viejas. Al darme la vuelta, el abismo que quiere avisarme de sueños atrás, la infancia en casa de mis abuelos, que también viven y sueñan en la misma nube que yo. La plaza de siempre tapizada de mesas y sillas alrededor del quiosco que sobresale en el centro de la nube. Conversación, risas, alguna lágrima en el laberinto de nuestro camino errático a la sombra del fuego que nos devora la carne y los huesos. Visitantes que llegan desde nubes lejanas, colonos esparcidos en el regazo de valles somnolientos, calles de colores, esquinas de viento que van y vienen. Discos de vinilo clasificados por emociones y deseos, registradores de sueños como los de la nube que me sueña viviendo en ella.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 04/08/2017




20/7/17

Animales del turismo



Trufan el desierto veraniego extraños animales de dos patas que recorren las calles, como perdidos. La soledad masificada agujerea los dominios turísticos y en mil rincones horadados por esta jauría salvaje reposa una escultura atravesada de flashes.

Enfebrecidos, visitan, sonríen, algunos gritan, mientras el vomitorio de las redes sociales jalea las necesidades acuciantes de la manada. Avanzan y retroceden en grupos climatizados, o con una mochila a cuestas. Sudan las sandalias, deportistas de ocasión que observan el instante y regresan al veloz desafío de ser felices, antes de que termine la experiencia y tengan que desocupar los espacios. Se tropiezan, se rebelan, compran cultura enlatada al vacío, souvenirs sin vida, platos típicos a la altura de su entusiasta ansiedad. Provocan el ruido infatigable que obstruye cualquier silencio digno de admiración. Comen, beben, queman el sol o la nieve, y alquilan tiempo en hoteles o casas enardecidos de puro alboroto. Corren, caminan despistados en la saturación aeroportuaria, se agotan hacinados en aviones low cost. También se divierten, a veces se relajan, leen un rato o miran la televisión que emite la misma publicidad que ven en otros lugares. Agradecidos, encuentran la calle principal, la de los comercios y restauración idénticos a los del año pasado y el anterior. Merma la capacidad de asombro de los animales de dos patas, buscadores de sorpresas de lo que nadie sintió, de lo genuinamente autóctono, lo virgen. Pero lo especial no aparece, y entonces se desparraman en bancos y plazas, exhaustos. Quizás sean los únicos animales capaces de querer estar en un sitio y, al mismo tiempo, sentir el deseo irrefrenable de salir huyendo. Animales extraños que imaginan cómo sería la libertad, lejos de los zoológicos y acuarios construidos por la civilización. Animales erguidos, profesionales del turismo abrazados a los designios de la nueva fe digital.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 20/07/2017


29/6/17

Lluvia

En Patria, la imprescindible novela de Fernando Aramburu, la lluvia no es solo otro personaje más. La constante, persistente lluvia, elemento central al que se anuda un relato que, sin este grueso telón de fondo, perdería gran parte de su crudo realismo. La oscuridad y el frío intenso que calan en lo más profundo de unas conciencias abatidas por el miedo a expresarse en libertad. La voluntad castrada por la exaltación de ideas que justifican la bandera del terrorismo, como un despiadado proveedor de locuras domésticas. La lluvia y el rastro de muerte que la acompaña, cotidiana dureza a ras de un suelo poblado de vidas destrozadas, y la desarticulación de la, ya de por sí, compleja cohesión social, nos enseñan a tomar conciencia de lo que significa disfrutar de períodos de paz, bajo unas mínimas garantías democráticas. Es extremadamente fácil caer en una lluvia de odio y sinrazón, sin que nadie se atreva a elevar la voz de la cordura sobre el imperio de la barbarie.

Duelo a garrotazos. Francisco de Goya. (Museo del Prado)


La historia de la humanidad y, en particular, la de España, lleva la violencia grabada en el código genético, el ancestral y sofisticado recurso de la fuerza en sus diferentes formas. Ante las actuales calenturas nacionales y globales, conviene no perder de vista el instinto más antiguo, el resultado de un fracaso colectivo que, a la vez, supone una especie de éxito para quien se considere ganador económico, político, intelectual, espiritual y moral -elíjase el que proceda- de una contienda entre personas, tribus, religiones o estados. Las soluciones dialogadas, últimamente en bochornosa decadencia, son la vía menos mala para traernos otro tipo de lluvia. La que cae mansa, empapando el entendimiento para ayudarlo a abrirse camino hasta encontrar la luz necesaria. La lluvia, símbolo de fertilidad y curación de terribles sequías mentales.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 29/06/2017


22/6/17

Hablar de la pobreza

Hablar de la pobreza es fácil, basta un tic automático con datos y cifras, incoloras e inodoras, para irnos luego a comer. En Canarias, la marginalidad es una organización bien introducida, en letra invisible, de los acuerdos macro. Los nuevos cantos de sirena, anuncian la post crisis, una recuperación económica real, pero que ha dejado fuera de este juego, a una cantidad inconfesable de personas. Gente cuyo paso fugaz por la clase media se acabó saldando con más frustración de la que hubiesen podido imaginar, al sufrir ahogamiento natural por dejar de cumplir la ley del "consumo, luego existo".

Nadie escribió el guión para una recesión tan larga y pronunciada, que ha terminado por cambiar, no solo el modelo de las relaciones laborales, sino el de la sociedad en su conjunto. Y a eso nos acostumbramos al aguantar siguiendo la corriente de la economía sumergida. -Aquí estamos, escapando-, es la respuesta clásica a la pregunta de todos los días. Demasiada presión de gastos dignos de estudio, muy por encima de los menguantes salarios.

Alegrémonos de que vuelve a fluir el dinero bancario, los préstamos, las hipotecas, la construcción toma impulso,... Pero esta canción ya la conocemos, un nuevo engorde de la deuda, otra burbuja para explotar. Entonces nunca aprenderemos la lección: desde los primeros de allá arriba hasta los de mucho más abajo, cuando el monstruo de la desigualdad se nos aparece asomando la patita. Crecieron partidos nuevos que han llegado al Congreso, a los Ayuntamiento y a las Comunidades. Decían algo de formatear las instituciones, hacerlas abiertas y transparentes. Nada de nada. Ya el sistema los asimiló, invitándolos a formar parte del decorado. Y los escuchas gritando que si los sobres, que si denuncias contra la graciosa corrupción, ... tengan ustedes vergüenza, y en nombre de las víctimas y de los recortes, de los precarizados y de los jóvenes emigrantes económicos. ¡Hay que ver lo barato que sale hablar de la pobreza!. 

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 22/06/2017


16/6/17

El ocaso de los partidos

En Francia, Macron ha nombrado ministros a especialistas con experiencia en sus respectivas áreas, con la novedad de que pertenecen a cinco formaciones políticas distintas. El nuevo Presidente francés representa un movimiento casi de salvación nacional, ante la amenaza del populismo, en medio de un proceso de descomposición que se extiende por todo occidente. La reacción del electorado francés es la punta de lanza que evidencia la incapacidad del sistema de partidos para gestionar la actual realidad, social y económica. La tiranía del individuo rechaza la intermediación, hasta hace poco, la única e indispensable vía para cubrir sus necesidades y colmar sus deseos. Esta transformación radical nos afecta, desde el acceso fácil y gratuito al conocimiento, hasta el profundo cambio del negocio bancario; desde la oferta de un producto o servicio, a la demanda objetiva que encuentra el cauce directo para satisfacernos de forma inmediata y personalizada.

La paulatina desaparición de muchas profesiones, no excluye al político profesional, tal y como lo concebimos. Las habituales liturgias en los Parlamentos, son un juego de poder entre las élites de organizaciones monocolor, cuya rigidez estructural las hace ajenas a un mundo que ha hecho, de la volatilidad, una constante. De igual modo le sucede a la Universidad y a muchos sectores tradicionales. Tanto el sistema político como el educativo, han quedado obsoletos, permaneciendo en el pasado de un esquema mental que solo sabe reproducirse a sí mismo. Algo idéntico ocurre en el sector hostelero, el del taxi, el de cualquier comercio, o el de la distribución, que no encuentran el modo de sobrevivir, inventando soluciones que nunca encajarán en su modelo, por mucha imaginación que le echen. Identificar esta complejidad y crear las herramientas necesarias para descifrarla, es una tarea que deben acometer los jóvenes menores de treinta años. La forma que podría adoptar la política, si es que tal concepto sigue existiendo, dependerá de la manera en que nos relacionemos como sujetos hiper conectados a la mega nación de internet.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el jueves 15/06/2017


8/6/17

El agente catalán

El independentismo catalán es un esfuerzo desesperado por preservar al Estado-Nación como principal agente controlador de la información. En la misma línea se mueven las tentativas proteccionistas, que insisten en la emancipación del exterior a base de encarcelar el interior. Las barreras de entrada por la autodeterminación de un pueblo, comparten una transversalidad cuyo origen se sitúa en el hecho religioso y en la aparición del dinero. Ambos rodean y dan sentido a diferentes formas de manipulación, con el uso instrumental de una lengua propia y de relatos propagandísticos sobre la defensa histórica del patrimonio colectivo. El rescate de un sentimentalismo necesariamente amenazado por otro estado centralista y, al mismo tiempo, por el fenómeno globalizador, escenifica la gravedad de esta doble contradicción. La controversia forzosa entre partidos políticos antagónicos, que han hecho de la constante huida hacia adelante un histriónico acto de fe, relega, el amor al país, a la imposición de un neo conservadurismo casposo.

El ondear orgulloso de las banderas, los himnos programáticos, las frases hechas en canciones repetidas hasta el desmayo, recuerdan los usos y costumbres del fascismo. Desde las escuelas, se enseña a los niños a que miren con ojos provincianos, memorizando su adoctrinamiento en discursos cerrados y sin pestañear, porque es lo único que les puede salvar del trastornado e irreconocible mundo actual. Volver a ser nacionales, patrios, autóctonos, puros y perfectos reconocedores de tenebrosos enemigos, encarnados en personas concretas o en entes abstractos. La libre circulación de los datos en internet es un golpe mortal contra el poder que hunde sus raíces en la tradición, incluyendo a los llamados anti sistema, que, dispersos y sin alternativa, se tornan cómplices de lo que pretenden cambiar. La usurpación de la legitimidad democrática, es un claro símbolo del afán por alterar unas reglas de juego que llevan rotas mucho tiempo.

Artículo publicado en el periódico La Opinión de Tenerife, el jueves 08/06/2017


1/6/17


De todas las definiciones de patria, quizás la más acertada sea la que se refiere a la propia infancia. En el caso, muy particular, de esta tierra parida por volcanes, puede que los múltiples significados del sentimiento de pertenencia provengan de la fragmentación en ínsulas irreconciliables. la historia vive en el recuerdo de unos pies descalzos que transitan entre los poblados guanches y su posterior reconversión. Y, en medio, una selva de ignorancia que sigue marcando el hecho, inconfesable, de un profundo aislamiento.

El fenómeno de la emigración, en especial a Cuba y Venezuela, fomenta un trasvase cultural de ida y vuelta, que permanece enraizado en la psicología de la supervivencia. La escasez en tiempo de posguerra y una incultura generalizada, son las señas de identidad de una generación que luchaba, instintivamente, por salir adelante. Desprenderse de esa losa no es tarea fácil, y el desarrollismo galopante que sobrevino con la democracia, apenas ayudó a cambiar los hábitos y costumbres, bajo la tutela de una incipiente burguesía que, aun hoy, en las actuales administraciones públicas, continúa gestionando la herencia paternalista de los caciques.

En estas circunstancias se fraguó la mezcla de lo que se llama a sí mismo nacionalismo canario, un invento muy rentable en términos políticos, que se apropia de símbolos, emociones y colores, como estandarte de una sociedad acomplejada y miedosa.

Avanza el siglo XXI con la mediocridad autocomplaciente de la clase política y empresarial, ante un reto insospechado: redefinir el presente y el futuro de Canarias. Frente a la debilidad de una sociedad civil en permanente fase embrionaria, tendríamos que preguntarnos quiénes somos.

Reguetón y jazz; arena y asfalto; paro estructural y bilingüísmo; olas y diques; diálogo y envidia; rocas y edificios; autoestima y desconfianza. Mi casa está en el mar con siete puertas, cantó Pedro Guerra. Y la necesidad de abrir de par en par sus ventanas.


Artículo publicado en el periódico La Opinión de Tenerife, el jueves 01 de junio de 2017.


25/5/17

Cyber-yo

A la ocurrencia de preguntar, en voz alta, si alguien es capaz de definir nuestra hiper realidad, le sigue una fuerte sensación de vaciamiento. La única manera de asimilar la inmaterialidad, pasa por entender que vivimos dentro de un relato de ciencia ficción. Términos como ciberguerra, aluden al abandono del mundo físico, a la creación de un sabotaje artificial perpetrado por intangibles desarrollos informáticos. La lucha por el poder se circunscribe a la utilización de armamento virtual, un nuevo modelo de colonización que distorsiona muchos de los conceptos que nos habían sostenido hasta ahora. Esto afecta a la visión que tenemos de nosotros mismos, a una noción de la propia identidad, que creíamos invariable. Yo me llamo X, trabajo en la empresa Y, tengo una pareja Z, y dos hijos, XZ. El problema llega cuando, por sorpresa, de la nada o el todo digital, aparece un intruso que te secuestra a ti y a tu familia, o a alguna de las corporaciones a las que estamos íntimamente conectados. La encriptación de los datos equivale a retirar el cordón umbilical que te une al sistema operativo, esa omnipresente matriz que aprende de nosotros y de la que, a su vez, necesitamos nutrirnos. Respirar significa permanecer enganchados sin remedio a una relación tóxica, por la extrema dependencia emocional que lleva implícita. la simbiosis espasmódica que mantenemos con las máquinas, no es sino un reflejo del ancestral instinto de supervivencia.

La anarquía de hackers delincuentes - mercenarios o frikis - que, vistos de otro modo, se asemejan a paladines justicieros que ponen en jaque nuestro modo de vida auto instalable, supone una disrupción. Pero esta excepcionalidad es rápidamente atendida, la brecha se separa y, la puerta trasera, sellada, para devolvernos la estabilidad tranquilizadora.

Nuestra normalidad se compone de un mejunje amorfo, compuesto por críticas acuosas, mutuas acusaciones escandalosamente virales, acompañadas de miles de tuits estériles, más la correspondiente loción de pos verdades etéreas, lo que determina la imposibilidad de cuestionar el hipnótico ritmo de la información global. Nuestro perfil humano ya no existe, solo es una combinación de X, Y, Z, alojada en la nube. El salto en la evolución que transforma al pequeño dios interior, y lo acaba descifrando como un algoritmo universal.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 25/05/2017


11/5/17

StartUp política

Las emociones lo son todo. También en la política anacrónica y tan necesitada de una profunda renovación conceptual. En Francia, Macron gana, pero el respiro de alivio es solo parcial, porque el joven nuevo presidente será un parche al que se identifica como un "continuista aliado de las multinacionales y de la globalización". El recurso del mal menor se adueña de las conciencias en las democracias decadentes, con el resurgir de extremos que apelan a la recuperación de la identidad nacional. El fenómeno opuesto ocurre a años luz del oficialismo rampante. La alternativa es que no hay alternativa utilizando métodos del pasado, estructuras rígidas que los últimos movimientos sociales y políticos se empeñan en imitar. Las élites seguirán existiendo y una mayoría de votantes asustados tirará hacia la indefinición del centrismo moderado.



Pero la realidad no cambia por el simple hecho de colocar en el teórico poder a un anti líder de marca blanca. La sociedad en general lleva tiempo reclamando, incluso de forma inconsciente, una disrupción total. Y no para destruir el sistema, sino para formatearlo, de tal modo que acabe emergiendo otro muy distinto. Algo parecido a esto, lo están llevando a cabo miles de emprendedores y creativos de las Startups, ideas emergentes y oportunidades que nacen, crecen o mueren para volver a nacer, en un constante proceso de invención, donde el fracaso es valorado y financiado como la mejor semilla del éxito. No estaría mal que a la explosión de talento que está teniendo lugar en los viveros tecnológicos, se le uniera el propósito de cambiar la relación entre los individuos y las formas de gobierno. Y que este desarrollo tuviera una capacidad de integración acorde a la evolución del propio individuo, dentro de una economía basadas en el intercambio de servicios entre particulares y en la futura autofabricación de los productos que consumimos. Las aplicaciones que miden el termómetro emocional de los clientes, personalizando sus parámetros de conducta, podrían rasgar fácilmente las vestiduras de la política carpetovetónica y dejarla en cueros, para proveernos de una desconocida y sorprendente racionalidad.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 11/05/2017.


4/5/17

Las piedras y los días

Esfinges metamórficas y calladas. Rostros esculpidos por un delicado viento de corrupción. Rocas alisadas en la eternidad de juicios altoparlantes. Piedras milenarias que en otro tiempo fueron cargos estratosféricos de lo público. A la vista de todos yacen desnudos, sin trajes ni chalés accesorios y sin cuentas en La Suisse. Carroña petrificada para la curiosidad de jóvenes gaviotas ávidas de poder, hambrientas sucesoras en los reinos del azul futuro. 


Hay algo de romántico en la dieta, a veces carnívora, algunos días herbívora, y casi nunca lacto vegetariana, del gran dragón gallego. Hoy desayunaré huevos de Bárcenas con jamón; más tarde, un aperitivo con frutos secos del Aznarato; en el almuerzo, un buen filete regado con vino denominación Aguirre; a eso de la media tarde, un gin-tonic a Rato y, para cenar, ensalada con Nachos González, graciosos trocitos de navío semi sumergidos en salsa de aguacate, que nadan a la deriva. Un ratito de lectura placentera sobre astros del fútbol, y hasta mañana, que será otro día de "cosas que hay que hacer bien hechas", mensajes de apoyo inequívoco, porque "yo no sabía nada, y además esa persona es de la total confianza del partido", seguidos de otros condenatorios, al estilo "quien la hace la paga, ya se lo digo yo". Y "no hay más preguntas". Próxima estación: El Gobierno en el centro de una mega urbanización, construida sobre ruinas históricas. La piedra angular con gafas, que sobrevive a la catástrofe habitual de lo que queda de su familia de piedras, antes compañeras de la política pedregosa, ahora fósiles hallados en cárceles y destierros televisivos. Como la laja que lanza una mano diestra sobre el lago de aguas turbias, las ondas crean más ondas, hasta llegar a los oportunos desagües. El pueblo, pueblerino y emancipado de todo mal, respirará tranquilo al ver remansarse la ciénaga. Después, otra piedra y otra más tarde. Se van hundiendo hasta que descansan, plácidas, en el sueño rajoyano, manteniendo el el fondo de lodo compacto, dureza pétrea. Las estaciones cambian, pero la piel del gran dragón gallego nunca cambia de aspecto. Su corazón fuerte resiste al paso de los días y de las piedras. y solo en la mirada extraviada, el entrañable hálito nostálgico de aquel administrador de provincias.


Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 04/05/2017.


27/4/17

Fascismo cívico

Viñeta de El Roto
La generalización del descreimiento, nos conduce a la progresiva anulación de la voluntad individual, en aras de una abstracción: el bien común. El restaurado lema "todo para ti" evita mencionar la segunda parte: "pero sin ti". Debajo del decorado emocional, subyace la esclavitud de este tiempo que juega a ser destiempo. La desinformación a la que estamos sometidos nos aturde y consigue dejarnos noqueados. Si consumes nuestra amplia variedad de pastillas mágicas, serás más feliz. Si obedeces los consejos de tu sistema operativo, te irá mucho mejor. Descárgate la última aplicación, registra tus datos, confirma el pago y te protegemos, hasta de ti mismo. Permitamos que una autoridad limpiadora decida lo que se debe hacer en nombre de la agotadora conciencia global, pues la verdadera libertad comienza a percibirse como algo que nos va a salir demasiado caro, y no exclusivamente en términos económicos. La única conclusión posible, es el abandono de esta incomodidad de relaciones conflictivas, de unos parámetros democráticos estancados, de un sistema corrupto y obsoleto, de un mundo saturado de personas inservibles. 

En el instante en que parece que la realidad se nos va cayendo a trozos, renunciamos definitivamente al compromiso social a la riqueza del pluralismo, a la lucha por la igualdad. Porque el desenlace que ya se adivina en la transición de incertidumbres hacia la nueva era es que acabaremos siendo todos iguales. Igual de anestesiados, de paralizados y de acobardados. Durante el advenimiento de una conocida especia mutante: el fascismo cívico, accedemos alegremente a publicar nuestra intimidad, entregando el ser o no ser al gran ojo metálico que todo lo escruta. Tras alcanzar el estado de mercancía humana, consentiremos que nos implanten un chip de seguimiento, otro de análisis comparativo de nuestros estados de ánimo, y otro más de seguridad. Lo harán, y lo haremos, por si acaso se nos ocurren ideas descabelladas, acciones declaradas ilegales y violentas, como albergar ideas disruptivas que vayan en contra de la dormidera funcional establecida. Cuando la risa exagerada y el llanto inoportuno sean rasgos a eliminar de nuestro comportamiento, y el hecho de existir, una fría y cruel estadística.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 27/04/2017


13/4/17

Juego de mentiras

Supongamos que Trump, asediado por las crecientes sospechas de sus estrechos vínculos con Putin, pide al mandatario ruso que organice una operación de maquillaje para lavar la imagen del presidente de los EE.UU. Necesitan una coartada para justificar un ataque unilateral en territorio sirio, al margen de la ONU, La acción será calificada como proporcionada, sin apenas víctimas civiles, solo daños materiales muy concretos, señalados por la precisión de los misiles Tomahawk. Imaginemos entonces que Putin llama a su protegido, Bachar Al Assad, para que autorice una matanza con gas sarín, a cambio de la promesa secreta de Trump, de no acabar con la dictadura sangrienta del presidente sirio. Una calculada dosis de horror y condena de la comunidad internacional, con tal de conseguir que parezca que Trump ataca, indirectamente, los intereses de los enemigos clásico, Rusia e Irán (actor interesado y cómplice en el enredo) en este avispero de conflictos superpuestos.

La gran manipulación se pone en marcha. Al cruel asesinato de inocentes con armas químicas, del que Al Assad culpabiliza a los rebeldes, le sucede, de inmediato, el despliegue norteamericano. Trump refuerza su posición como vigilante de la libertad en Occidente y fiel aliado de la inoperante Europa, simulando un enfrentamiento con las potencias nucleares, iraní y rusa, presunta y prudentemente ofendidas. El colofón será el encuentro que, posteriormente, mantendrán los titulares de exteriores ruso y americano para dirimir sus diferencias cuando, en realidad, se trata de sellar un pacto entre contendientes, que necesitan ayudarse para salvar sus respectivas debilidades, esto es, la oposición interna que tanto Putin como Trump, quieren acallar con estos sutiles juegos de guerra.

Cerremos el inventario de crisis planificadas con el papel de los demás invitados al tablero geoestratégico en Siria: Turquía, Israel, Arabia Saudí, Líbano, Jordania, Estado Islámico, y diferentes grupos armados de mercenarios financiados por el mejor postor. Todos participan y juegan sus cartas para ganar protagonismo y seguir alimentando a la industria mediática de la guerra y los atentados terroristas online, que nos mantienen expectantes, miedosos, desvelados y, para siempre, en estado de alerta ante la próxima amenaza. Un engaño masivo que hipnotiza a consumidores globales de propaganda inteligente y mentirosa.


Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 13/04/2017




6/4/17

Post conciencia


En la sociedad del espectáculo, la banalización de los símbolos se extiende sin pudor, ocupando territorios ideológicos que parecían intocables. Nada está vedado para las jóvenes asiáticas, entre las que hace furor la moda Nazi Chic. Ni siquiera tratan de disimular y desfilan sonrientes, vistiendo una réplica casi exacta del uniforme de gala que utilizaban los oficiales alemanes, sin olvidar el brazalete con la esvástica bien visible. Las cantantes de Pritz, una banda pop coreana, dieron un concierto con un look de inspiración nazi y, al preguntarles por la polémica de habían suscitado, respondieron que la cruz con cuatro puntas hacia fuera, simbolizaba el deseo de crecer en todas las direcciones. Una buena explicación para definir el interés que despiertan ciertos iconos, tratados desde la perspectiva de la generación milennial (nacidos en la última década del siglo XX), en una revisión histórica del estilo retro o vintage, que los despoja de connotaciones negativas, obviando su inherente carga de dramatismo. En realidad, la estrategia de marketing que desarrolla este post logo, no implica que los clientes estén obligados a tomar conciencia de la importancia que tiene recrear la iconografía nazi. Simplemente, actualiza la estética que acompañó a un genocidio, como una tendencia más que arrasa, sin tener en cuenta el rechazo que pueda generar.


Un caso similar, llega representado por el logotipo del puño y la rosa que el PSOE acuñó en 1977, y que aparece estampado, en una colección de camisetas, en la web de la firma americana Stussy. La imagen, bautizada como International Rose Tee, en varios colores, reduce la histórica lucha de los trabajadores a una simple marca. El partido socialista se ha planteado emprender acciones legales contra la empresa, por comercializar su seña de identidad original. De nuevo, nos encontramos ante el rescate de un icono que ha sido desposeído de su significación. Los sucesos de gran calado terminan desvirtuados, en medio del proceso de infantilización generalizada que se está produciendo en chats y redes sociales. La fuerte atracción que ejercieron grandes líderes o movimientos revolucionarios, se torna frivolidad tras pasar por la licuadora que alimenta el consumo de masas.

A pesar de que muchos lo denuncian como una falta de respeto si atenta contra símbolos religiosos, o cuando se atreve a ningunear la solemnidad del pasado, lo cierto es que el actual culto a una post realidad que cada vez se confunde más con la ficción, no pretende ofender a nada ni a nadie. Solo tiene ganas de jugar a la inexistencia de límites entre lo real y lo virtual, evidenciando la obsolescencia de un mundo que se resiste a aceptar la futura post conciencia que nos invade.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 06/04/2017


23/3/17

Una barbie en la Casa Blanca

Ivanka Trump es la prueba irrefutable de que nuestra civilización ha tocado techo. El sueño americano ya tiene a una Barbie y a su Kent de repuesto, como asesores personales -a la vez que hija y yerno- de papá presidente. La niña de sus ojos, sin ostentar cargo oficial alguno, sentada junto a una atónita Angela Merkel, en la cumbre bilateral que dejó de ser cumbre antes de empezar, porque nada es lo que era, ni lo volverá a ser. La austeridad luterana, reflejo de los rigores padecidos en el lado oriental del Muro de Berlín, ante la película fantástica y fantasiosa de la chica de plástico que baña su piel en oro. Una doctora en física con plena conciencia de lo que significan la guerra y el éxodo, frente a la super exitosa empresaria del lujo, la jefa predilecta. Y esto sucede aquí y ahora, como una ficción salida de Los Simpsons que, lenta e irremediablemente, se apodera de nuestra realidad. La mirada de reojo que le dedica Merkel, entre la sorpresa y el asombro, contrasta con el desenfado de una it girl, encantadísima de acudir a estas reuniones importantes y divertidas que organiza papá. En realidad, pareciera que la mujer más poderosa del mundo, pierde pie y se muestra incapaz de asumir este insólito modo de entender las relaciones internacionales. Los malos modos y unos inauditos aires de superioridad, definen el modus operandi del Trumpismo, elevando el desprecio a una nueva categoría para despachar a un aliado incómodo, una nación amiga a la que intenta someter a golpe de declaraciones intempestivas y socarronería tuitera.

Resultado de imagen de ivanka y merkel

La historia, a veces tangencial, no deja lugar a dudas en la celebración de un encuentro que certifica todos los desencuentros. Ya papá lo dijo muy claro en la campaña electoral: "Europa es un lío. Pero yo lo voy a arreglar". Claro que sí Ivanka. Tú y tu mega papá son lo más, lo último. Son el fin del final de este cuento.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 23/03/2017


16/3/17

En Francia, la llegada de la primavera nos traerá otro mayo histórico. La previsible segunda vuelta de las elecciones y su resultado final, constituirán el germen de lo que vendrá después. En aquel Mayo del 68, los jóvenes de la contracultura y del movimiento hippie, salieron en masa a las calles, para manifestar las razones de una revolución pacífica. La crítica al modelo capitalista, a la sociedad de consumo y a la vergonzosa guerra de Vietnam, unían a una juventud movilizada, que quería hacerse oír, y que contaba con la complicidad de intelectuales y sindicatos. La huelga general provocó tal desestabilización en el país, que el gobierno de Charles de Gaulle se vio obligado a convocar elecciones. La bajada de los salarios y el declive económico tras una década de enorme crecimiento, ayudaron a provocar un fenómeno transversal que culminaba en el mítico y multitudinario concierto de Woodstock. En el reverso de la actualidad, los universitarios viven en la apatía, mientras los titulados tratan de conseguir un trabajo temporal, la intelectualidad de izquierdas se dedica a vegetar entre doctorados y programas de televisión, y las organizaciones sindicales asisten a su propia crisis de identidad. Los barrios periféricos del país galo, polvorines donde la mezcla explosiva de marginación y ausencia de futuro, se combina con la percepción negativa sobre los inmigrantes y el incremento del islamismo, originan los vectores negativos que convergen en el populismo de Marine le Pen. En el último mayo francés, se respiraba la ilusión del cambio que produciría lo que hoy sucumbe. La socialdemocracia agoniza, víctima de su participación activa en las políticas de austeridad y de la corrupción atada al ejercicio del poder. El auge del nacionalismo es la reacción, proporcional y adecuada, a la absoluta desconfianza que inspira el bipartidismo clásico. El regreso al proteccionismo, frente a la globalización, y el clamor por la desigualdad y la injusticia social, son el eco del Mayo de las flores y la libertad, que ahora recoge la extrema derecha para defender a los franceses, a la gente, a los precarizados ex-clase media, que ya no votarán más a los partidos de centro.

Si el próximo Mayo francés se tiñe de azul marino y rojo, el Frente Nacional completará el triángulo maldito, con los otros dos vértices, Brexit y Trump, decididos a restablecer una nueva lógica. La herida de muerte que asestarán al proyecto europeo, con España y su nula influencia en el panorama internacional, como muy turística y mediterránea convidada de piedra.

A la vuelta de la historia, nacerán otros Janis Joplin y The Doors, otros The Who y Rollling, otro Bob Dylan y cantautores, para que disfrutemos de otro Mayo francés cíclico y esperanzado.

Artículo publicado en el Diario La Opinión de Tenerife, el 16/03/2017