29/9/16

Sánchez en las Termópilas

A la manera del espartano Leónidas, el general Sánchez mantiene el pie firme en el estrecho paso de Las Termópilas. A su lado, un escaso grupo de locos valientes, dispuestos a seguirlo hasta el final. Enfrente, el ejército persa al mando de Jerjes Rajoy, que ha sumado a sus huestes a traidores y cobardes. Los miedosos temblones del PSOE, que optan por ayudar al monstruo de varias cabezas, mostrándole los atajos para sorprender a Sánchez, por la espalda del angosto desfiladero.

Hace años que el socialismo aburguesado perdió el contacto con la calle, empoderando a barones con una larga cohorte de enchufados. La jerarquía de cuadros y bases del partido, patria oculta de sobres entregados a los amigos en el juego de la alternancia con los engolfados del PP a lo largo y ancho de ayuntamientos y diputaciones locales, afectados por un ataque de glotonería superlativa, solo comparable a la de sus ciudadanos más cercanos.

La presión mediática avanza aplastando la libertad de expresión, encaramada al caminar bamboleante de los elefantes del IBEX 35, que anda cortejando a los príncipes podemitas, su otro mal necesario para permitir la ilusión mentirosa de una alternativa viable. El imperio necesita algo de épica resistencia griega, y que la gran victoria no parezca gratis, sino sudaba tras una acalorada sauna de mercaderes.

La voladura controlada del socialismo real es un hecho sabido, pero aún no asumido. La búsqueda de una nueva izquierda transversal choca contra los muros de la globalización tecnológica, que impulsa una revolución apolítica. De hecho, estamos en los albores de un profundo proceso de despolitización, y de la transformación de las formas de representatividad. La desafección va en aumento y las democracias entran en fase de declive. La caída del muro de Berlín y el posterior auge del liberalismo económico, dejaron solo al capitalismo, que se entregó feliz a la voracidad de una ilimitada orgía financiera cuyo desenlace vamos conociendo.

El Quijote de Esparta sonríe hacia afuera mientras la angustia hace su recorrido de rosas rojas por las venas del héroe acabado. El temerario aprendiz de líder que soñaba con audaces conquistas sociales, igualdad y bienestar. Rodeado por las tropas enemigas, el general Leónidas Sánchez hinca la rodilla en tierra y, ante la sorpresa de propios y extraños, acaba lanzando su lanza en un postrero esfuerzo, aunque apenas consigue arañar la cara del monstruo gigante. Las Termópilas de la historia elevan al personaje que sucumbe glorioso y que, de algún modo, nos hace sucumbir con él.


Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 29/09/2016.


22/9/16

La dormidera en funciones

Adormirse es la mejor opción dadas las circunstancias. En este mundo productor de una cantidad insoportable de ruido, los opiáceos que nos adormecen a ratos, entre el sueño de un partido de fútbol que nunca termina y la actualidad más rabiosa, vía Gran Hermano o Sálvame, ayudan a sobrevivir en la emoción del instante perpetuo. Y es que, detenerse a pensar un momento, no es aconsejable para la salud del presente continuo. Nos tragamos un reportaje sobre el drama gravísimo de los refugiados bajo el título "Europa no contesta" y, acto seguido, zapeamos alternando la última de Bruce Willis con algún vertiginoso debate de todólogos en acción. Pareciera que nadie se toma a nadie en serio.

El planeta entero es un entretenimiento patrocinado. En la era de la revolución tecnológica, usamos internet y colgamos nuestra privacidad en la nube, pero andamos más aislados que nunca, metidos en cajas de seguridad provistas de cámaras que vigilan nuestro índice de pánico. Los edificios son cajones de cemento y metal que, a veces, dejan pasar la luz, si bien se reservan en derecho de admisión porque hay luces que ofenden, que incomodan o que, simplemente, no interesa que veamos. Nos hemos convertido en singulares cajitas individuales encerradas en el rectángulo de un móvil, perfiles alienados que enloquecen intentando gestionar toneladas de material inservible. En la cultura del espectáculo, lo que mola es hacerte viral, ser influencer, o marcar tendencias, engrosando la lista de trending topics, aunque da exactamente igual si estás petando las redes tras haber matado a tu mujer, o por haber ganado una medalla olímpica. Las audiencias consumen, sin preocuparse ni establecer demasiadas diferencias entre Bárcenas o el Brexit. El impacto de la foto del niño desnutrido se diluye en la redundante goleada del barça, gran equipo, que luce la publicidad de Qatar Airways, imagen y marca de un estado — digámoslo suavemente — poco democrático.

Ante tal panorama, no es de extrañar que sigamos con un gobierno de corrupción en funciones. Me pregunto si existe algo o alguien que no se sienta en fuera de juego, como mínimo, una vez  al día. Al menos, después del especial con las aventuras del Pequeño Nicolás, dan un documental sobre la naturaleza salvaje. Del asombro a la adormidera se puede pasar con un simple click.



Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife, el 22/09/2016


14/9/16

Réplicas

Frase icónica de la careta de entrada de la serie "Expediente X"
Se supone que la sabiduría aumenta en proporción al reconocimiento de la propia ignorancia. Si ejercemos una mínima dosis de humildad, a medida que acumulamos conocimientos, comenzaremos a comprender la inmensidad inabarcable de lo que no alcanzamos siquiera a imaginar. Si pensamos, por ejemplo, en la existencia de lejanísimos planetas similares al nuestro, podríamos teorizar sobre el fenómeno de la réplica. Esto significaría que, en esas realidades paralelas, estarían desarrollándose civilizaciones muy parecidas o incluso idénticas, procedentes de bacterias que habrían colonizado una gran roca con agua, y que tras unos miles de millones de años, se encontrarían en un determinado momento de su evolución. Pero, si vamos aún más allá, podría ocurrir que las réplicas fuesen algo habitual, con lo que tendríamos a incontables de "otros nosotros", desperdigados por la infinidad del cosmos. En este punto, convendríamos que nuestros "gemelos extraterrestres" se harían nuestras mismas preguntas sobre el sentido del ciclo vital, mientras están ocupados en amarse y destruirse mutuamente.

Profundizando en este supuesto teórico, la ciencia permite aventurar que los agujeros negros servirían como puertas de entrada y salida hacia esos universos inalcanzables, si bien, al cambiar la variable espacio/tiempo, descubriríamos que algunos de estos mundos estarían viviendo en un momento de nuestro mismo pasado y que, en otros, ya nos habrían adelantado, con lo que estaríamos observando el futuro. Dicho de otro modo, en el planeta Exon vivirían en el Neolítico o en la Segunda Guerra Mundial; y en el planeta Argán, la Android Corporation habría instaurado un orden post-humano.
La cuestión sería encontrar un método para que las réplicas más atrasadas tuviesen la oportunidad de aprender algo al verse a sí mismas en sus "hermanos del futuro", o en el sentido contrario, nuestro yo futuro se acercaría a visitarnos para hablarnos de sus errores y aciertos históricos, o lo que es lo mismo, estaría ejerciendo una revisión en directo de lo que hicieron sus antepasados, es decir, de nosotros, sus réplicas en este presente concreto.
Como la imaginación es libre y gratuita hasta que la comercialicen, y aún siendo incapaces de descifrar ecuaciones formadas por muchos presentes, pasados y futuros distintos, transformándose a la vez en innumerables sistemas planetarios, es interesante reflexionar sobre el hecho de que todas las réplicas deberían tener el derecho interestelar de comunicarse entre sí, para reconocerse en sus antes y después posibles. A partir de ahí, el laberinto de lo impensable podría reducirse a la normalidad de mejorar el estado general de las réplicas, provistas de una increíble habilidad para mirarse, imitarse y aceptarse.


Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 14/09/2016.

8/9/16

La investidura del burkini

El morenazo de Pedro Quijote Sánchez con un "NO" mayúsculo tatuado en la frente; la retranca impredecible del Tyranosaurus Rajoy conectado en un modo automático; la ternura desesperada del Licenciado Rivera -the Albert experience-, y los aspavientos coléricos del Mesías Pablo Jesús de Nazaret y sus Iglesias. No me digan que esto es aburrido. 

Lo viejo, que nunca termina de irse, contra lo nuevo que ya se ha vuelto viejo de no saber cómo hacer para que se vaya lo más viejo. Los nacionalismos cabreados -son montones- versus el centralismo dogmático. La diputada canaria -ahora la llaman así- apuntándose todo en su deliciosa agenda ultraperiférica. La gente de abajo y los que, por lo visto, no son gente, arriba; o puede ser al revés. Nadie confía en nadie y los demás tampoco confían en sí mismos. No me digan que no es divertido.

Serios y profundos acuerdos entre los equipos azul y naranja para firmar un matrimonio mixto, super unido, con el objetivo de aguantar más de una semana sin separarse. Equipos rojo y morado peleándose por jugar de extremo izquierdo, sin reparar en que quizás un cambio de actitud les beneficiaría a ambos. Parálisis, desconcierto, incertidumbre, confrontación, bloqueo. Unos tirando de la soga hacia algún lado, lo enemigos necesarios tirando hacia cualquier otro lado, varios curiosos palpando la tensión de la saga a ver si se rompe, y la mayoría pasando olímpicamente de la soga. No me digan que no es fascinante.

El Congreso entero se ha enfundado un gigantesco burkini, para ir a bañarse pero sin mojarse, para esconder su verdadera piel de miradas malintencionadas, para preservar los secretos y las vergüenzas, para cumplir con la obediencia debida. La falta de audacia y de asumir responsabilidades, encadena a nuestros fantasmas del presente, atrapados por el miedo al anunciado fracaso particular y colectivo.

Artículo publicado en la edición impresa del diario La Opinión de Tenerife, el 08/09/2016.