14/9/16

Réplicas

Frase icónica de la careta de entrada de la serie "Expediente X"
Se supone que la sabiduría aumenta en proporción al reconocimiento de la propia ignorancia. Si ejercemos una mínima dosis de humildad, a medida que acumulamos conocimientos, comenzaremos a comprender la inmensidad inabarcable de lo que no alcanzamos siquiera a imaginar. Si pensamos, por ejemplo, en la existencia de lejanísimos planetas similares al nuestro, podríamos teorizar sobre el fenómeno de la réplica. Esto significaría que, en esas realidades paralelas, estarían desarrollándose civilizaciones muy parecidas o incluso idénticas, procedentes de bacterias que habrían colonizado una gran roca con agua, y que tras unos miles de millones de años, se encontrarían en un determinado momento de su evolución. Pero, si vamos aún más allá, podría ocurrir que las réplicas fuesen algo habitual, con lo que tendríamos a incontables de "otros nosotros", desperdigados por la infinidad del cosmos. En este punto, convendríamos que nuestros "gemelos extraterrestres" se harían nuestras mismas preguntas sobre el sentido del ciclo vital, mientras están ocupados en amarse y destruirse mutuamente.

Profundizando en este supuesto teórico, la ciencia permite aventurar que los agujeros negros servirían como puertas de entrada y salida hacia esos universos inalcanzables, si bien, al cambiar la variable espacio/tiempo, descubriríamos que algunos de estos mundos estarían viviendo en un momento de nuestro mismo pasado y que, en otros, ya nos habrían adelantado, con lo que estaríamos observando el futuro. Dicho de otro modo, en el planeta Exon vivirían en el Neolítico o en la Segunda Guerra Mundial; y en el planeta Argán, la Android Corporation habría instaurado un orden post-humano.
La cuestión sería encontrar un método para que las réplicas más atrasadas tuviesen la oportunidad de aprender algo al verse a sí mismas en sus "hermanos del futuro", o en el sentido contrario, nuestro yo futuro se acercaría a visitarnos para hablarnos de sus errores y aciertos históricos, o lo que es lo mismo, estaría ejerciendo una revisión en directo de lo que hicieron sus antepasados, es decir, de nosotros, sus réplicas en este presente concreto.
Como la imaginación es libre y gratuita hasta que la comercialicen, y aún siendo incapaces de descifrar ecuaciones formadas por muchos presentes, pasados y futuros distintos, transformándose a la vez en innumerables sistemas planetarios, es interesante reflexionar sobre el hecho de que todas las réplicas deberían tener el derecho interestelar de comunicarse entre sí, para reconocerse en sus antes y después posibles. A partir de ahí, el laberinto de lo impensable podría reducirse a la normalidad de mejorar el estado general de las réplicas, provistas de una increíble habilidad para mirarse, imitarse y aceptarse.


Artículo publicado en la edición digital del diario La Opinión de Tenerife, el 14/09/2016.

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