24/8/17

Lo que hay detrás

Viñeta de Mafalda. Autor: Quino.

Nuestra sociedad está amenazada. Los medios de manipulación masiva extienden el miedo, la emoción más poderosa, en aras de su propia supervivencia, sirviendo de forma tácita a intereses opacos que nos sacan mucha ventaja. Para los que pensábamos que el bienestar y los valores -digamos- europeos, eran un maná inagotable y que lo normal sería vivir siempre en democracia, sin sangre molesta salpicando nuestra calle, se nos está cayendo disneylandia a trozos. No habíamos reparado en que este período de paz y prosperidad llegó precedido de dos guerras mundiales y que, lo habitual entre las tribus, es pelear hasta matarse, para luego negociar acuerdos con el objetivo de ganar tiempo preparando la siguiente confrontación. Claro que el modelo consumista que adoramos nos tiene bastante ocupados comprando todo lo que nos venden. Últimamente, el miedo a que alguien descubra errores no previstos en las ficciones oficiales, se combate con una expresión de pánico aún mayor: la terrible verdad. Si alguien se acuerda de su significado, que se levante para ser inmediatamente identificado como elemento subversivo y muy peligroso para el orden social. El control total del individuo es lo que se mueve entre bambalinas, bien orquestado y por nuestra propia seguridad. A lo mejor nos falta perspectiva sobre los hechos y nos creemos que solo se trata de que si en catalán o en español, que si el joven monstruo fugitivo y marroquí, que si el imán de la célula terrorista, que si las declaraciones institucionales y los boatos solemnes. Por encima y por debajo de estos relatos que explican la realidad, se ocultan interpretaciones que no aparecen en escena. Crear un estado momentáneo de caos, con un puñado de inocentes asesinados en virtud del funesto azar, provocan un shock que actúa con la lógica de una perfecta justificación para atentar contra lo que queda de nuestra decrépita libertad. Un negocio a varias bandas que garantiza excelentes resultados.

Artículo publicado en el diario La Opinión de Tenerife el 24/08/2017.


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