6/11/14

Bravo Teresa

Estuviste ahí, aturdida, en el centro del grupo que te acoge como el milagro de un éxito colectivo. Tu cara denota el cansancio propio de quien ha librado una guerra en la mayor de las soledades, con la muerte acechando entre penumbras, en la cama de una habitación aséptica. Lo has conseguido con la ayuda de los doctores y enfermeros, tus compañeros, tu familia. Los profesionales de la sanidad están de enhorabuena, y ni el gran monstruo mediático podrá devorar este emocionante y merecido homenaje a tu salud, a la de todos.
Teresa Romero será dada de alta hoy tras 30 días de hospitalización
Ahora muchos se darán cuenta del coraje que atesoran tantas personas anónimas que viven para ayudar a los demás, el personal sanitario en hospitales y clínicas, de cualquier parte del mundo. Las horas de trabajo acumuladas, el esfuerzo, la superación personal, absorbiendo la experiencia construida por miles de historias felices o amargas, y no siempre en las mejores condiciones de seguridad. En tu ojos se adivina la determinación y entereza habituales en los seres que anteponen el cuidado del prójimo al suyo propio. La fortaleza de un espíritu generoso y alejado del individualismo extremo que consumimos a diario en nuestra sociedad del miedo desarrollado.
Tu triunfo lo comparten muchos, tus méritos, la honradez y el buen hacer, a pesar de los que pretendieron utilizarte como un instrumento de manipulación, ensuciando tu nombre por intereses rastreros, culpabilizándote para eludir su responsabilidad. Las justificaciones y excusas mediocres de calamitosos representantes públicos, desde la desastrosa gestión de una ministra inútil hasta las desgraciadas declaraciones de un despreciable consejero de sanidad, personajes muy por debajo de tu nivel humano.
La pléyade de comentaristas, tertulianos y expertos todólogos continuarán debatiendo y llenando de una nada indigesta la rabiosa actualidad, mientras vas dirigiendo tu lenta recuperación hacia un silencioso olvido con mínimas secuelas, tras protagonizar alguna suculenta entrevista que dispare el medidor del share.
Mañana leerás tu nombre en grandes titulares: Teresa Romero sale del hospital. Sí, estarán hablando de ti para ganar el interés de las audiencias, porque eso es lo único que importa. Comunicar y despertar el deseo inmediato en el espectador-votante-consumidor. Comprobarás cómo las grandes cuestiones se tratan con superficialidad, esgrimiendo argumentos gratuitos que rellenan horas de vacío, para disolverse luego con la misma facilidad. Las polémicas se inflan y desinflan en un bucle insensato. Crean opiniones carentes de un fondo de solidez que las sustente. Vivimos un tiempo en el que se venden modelos de futuro, ya no hay ideas.
A partir de este momento, tu ánimo debería servir de ejemplo para un país en el que soplan vientos de cambio, y que va a tener que luchar muy duro, como tú lo has hecho, por levantarse del letargo y reunir la valentía necesaria para generar ilusión y volver a creer en un proyecto común. 

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